Milicianos de la Guerra Civil española
Paul Preston: luces y sombras de la Pérfida Albión
El hispanista británico analiza en su último libro el papel de los gobiernos británicos en la Guerra Civil española, que mantuvieron una posición ambivalente en relación a la pugna política entre el bando nacional y el republicano
Aparece en Debate La pérfida Albión. El contradictorio papel británico en la guerra civil española, de Paul Preston, y aunque el subtítulo indique una cierta unidad de contenido, lo cierto es que el sumario está formado por siete artículos que constituyen siete acercamientos diferentes al tema central. La verdad es que cuando uno coge el libro y empieza a leer, al cabo de muy poco tiempo ya anda por las páginas finales: toda digresión farragosa, toda nota que nos pueda interrumpir han sido trasladadas al Apéndice, de modo que los temas se despliegan con un grado de fluidez muy notable.
El primero de ellos, 'La pérfida Albión y su traición a la República española', es el más programático, y se propone explicar cómo la nefasta política de no intervención se convirtió en un apoyo implícito a las dictaduras fascistas de Mussolini y Hitler. Preston, apoyado como siempre sobre numerosas fuentes primarias, aporta detalles casi inverosímiles: “Una parte crucial de la vigilancia del cumplimiento del pacto de no intervención se confió a las armadas del Tercer Reich y de Italia. Así, una política que pretendía tener por objeto impedir que la escalada de la guerra civil española degenerase en un conflicto europeo se convirtió en una política de apoyo encubierto a Franco”. No se trata de acusaciones menores.
Al desvelarnos lo que ocurrió, aunque ya contábamos con información abundante y varios estudios sobre ello, Preston señala hechos muy vergonzosos de la historia de su país, hechos que se podrían calificar incluso de pasado sucio: “Las actitudes de las clases dirigentes británicas hacia los españoles consistían en una mezcla de sentimiento de superioridad condescendiente con notas de racismo y cierto grado de desdén”.
El hispanista Paul Preston
El segundo capítulo, '¿Gran estadista u oportunista sin escrúpulos? Visiones anglosajonas de Lluís Companys' quizás sea el menos sólido, lo cual no significa que no sea interesante. Pero podría haber contado con más información sobre Cataluña. Es cierto que traza con habilidad la situación de los mil quinientos ciudadanos británicos que residían en Barcelona cuando estalló la guerra, y aporta detalles sobre cómo vieron industriales y diplomáticos al político republicano, algunos sin entender gran cosa o abandonándose a prejuicios de clase, otros comprendiendo cómo Companys estaba intentando recuperar el control de la situación y el orden público, y alejar del poder a los maximalistas, pero no hubiera estado de más referirse a su labor de rescate y evacuación de familias amenazadas, apoyada básicamente en el conseller Ventura Gassol, y que constituye la parte más noble y abnegada de la política concreta de Companys. En esas tareas participaron buques británicos, y no pocos británicos salvaron la piel gracias al esfuerzo de Companys y Gassol. Lo estudió Arnau González Vilalta en Humanitarisme, consolats i negocis bruts (Base, 2020).
En 'Londres contra Bilbao. El apoyo clandestino del gobierno británico a la campaña franquista contra Euskadi en 1937', la historia es totalmente distinta. Mientras Bilbao se moría de hambre, algunos buques británicos trataban de introducir víveres en el puerto de la capital vasca, cuando empezaron a recibir amenazas de barcos de guerra del bando rebelde. El gobierno británico se apresuró a cancelar el comercio entre la ciudad y los proveedores, abandonando Bilbao a su suerte. En este caso, una campaña popular y de las izquierdas parlamentarias consiguieron demostrar que el gobierno actuaba de forma cobarde y antidemocrática, y de paso lograron que quedara demostrado que el acceso al puerto de Bilbao no estaba minado. Las fuerzas franquistas tampoco podían mantener un bloqueo naval, por falta de efectivos. Los buques que salían cargados con toneladas de suministros básicos pudieron volver a Bilbao para paliar el hambre que tanto interesaba a los planes de Franco.
'Dos médicos y una causa. Len Crome y Reginald Saxton en los servicios médicos de las Brigadas Internacionales' es una historia estimulante de superación humana, abnegación e ingenio, y aporta mil y un detalles biográficos de vidas injustamente olvidadas en el gran océano de la bibliografía sobre la guerra civil. Preston sigue en buena forma cuando narra lo que ocurrió entre Málaga y Almería cuando las fuerzas de Queipo de Llano y Roatta se dedicaron a ametrallar y bombardear columnas de refugiados en 1937. Los testimonios que recoge este trabajo, 'Testigos de una atrocidad: el crimen de la carretera de Málaga a Almería' son de lo más duro que he tenido que leer en mi vida, y nos advierten del peligro de banalizar el fascismo como doctrina destructiva y asesina.
'La pérfida Albión'
Cuesta creer que el ser humano pueda rebajarse a semejantes monstruosidades gratuitas, al odio más salvaje e incomprensible. Contemplaron aquellos hechos el escritor Arthur Koestler, el médico Norman Bethune, su ayudante Sise y su chófer Thomas Cuthbert Worsley, un aspirante a novelista. Es quizás el capítulo más vivo e interesante del libro, con ramificaciones a toda clase de personajes pintorescos que nutrieron las Brigadas Internacionales. Podríamos relacionar este texto con Voluntarios por la revolución (Laertes, 2022), de Andy Durgan, que también aporta un cúmulo impresionante de fuentes primarias británicas para estudiar la guerra española desde el punto de vista de los voluntarios internacionales.
En 'Luces y sombras en Homenaje a Cataluña, de George Orwell', cambiamos totalmente de tercio. Aquí Preston señala todas las ingenuidades e inconsistencias del libro de Orwell. Pensar que la República se hundió porque se reprimió, encarceló y asesinó a quienes defendían completar el programa revolucionario en Cataluña resulta ingenuo. Preston señala al apoyo de Mussolini y Hitler como la causa principal de la derrota de la democracia. En ese contexto, la actuación de las instituciones británicas (en contraste con el heroísmo de no pocos ciudadanos suyos) fue imprudente y altamente irreflexiva, porque no hizo otra cosa que alimentar al enemigo que lo llevaría a la guerra. Se desoyeron las voces sensatas que alertaban de ello en Londres y en España.
La verdad es que aunque se reconoce que el libro de Orwell es vivaz y literariamente excelente, el autor de Rebelión en la granja no sale precisamente bien parado de esta revisión apegada a pruebas incontestables. El capítulo hace tándem con el séptimo y último, dedicado a los historiadores que escribieron sobre la República y la ayuda soviética en tiempos de la Guerra Fría: un tema importante y espinoso, porque la CIA y los propagandistas de Franco andaban mezclados en parte de ello, y que ya habían explorado también Olga Glondys, Jordi Amat y Alberto Sabio.
Preston traza un friso valioso sobre todas las influencias que la Gran Bretaña ejerció sobre la guerra civil, mostrando los hitos principales sin rehuir opiniones impopulares ni maquillar pasados vergonzosos, con rigor y naturalidad. En estos menesteres la experiencia es un grado. Y parece que lo que tocaría ahora es correr a comprar otra novedad, Cruzados sin gloria. El ejército de Franco en la guerra civil (Pasado&Presente), de Miguel Alonso Ibarra, y que se perfila como otra de las grandes novedades historiográficas sobre la guerra civil.