Portada del libro de García de Castro con las caras de los personajes del siglo XX

Portada del libro de García de Castro con las caras de los personajes del siglo XX

Ideas

La extraña fascinación de la decepción: una crónica sincera del siglo XX

El periodista cultural Mario García de Castro narra en 'Novecentistas' la ilusión por las utopías y los fracasos colectivos aunque con algunas batallas ganadas a costa de mucha sangre

23 diciembre, 2023 22:03

El pesimista es aquel que alardea de tener el conocimiento. Sabe lo que ofrece la realidad. Pero también lo es el que pensó que los proyectos colectivos ambiciosos podían resultar exitosos y comprobó, después, que los propios protagonistas caían en la desesperación y la decepción. Hay, en todo caso, una extraña fascinación en esos procesos. Lo que pudo ser, la ilusión, en contraste con lo obtenido. Y siempre se trata de algo generacional. El periodista cultural Mario García de Castro, ex director del Instituto Cervantes en Roma, con una amplia trayectoria también como profesor universitario, ha plasmado esa sensación en Novecentistas, memoria generacional del novecientos europeo (El Viejo Topo). De forma subjetiva, con el acento en una generación, la de los nacidos en la década de los años cincuenta del pasado siglo, García de Castro escoge veinte personajes, ligados a distintas ciudades europeas, para escribir una larga crónica que pasa por las ilusiones y decepciones de figuras como Alexander Bogdánov, Andrea Caffi, Walter Benjamin, Simone Weil, Chaves Nogales, Azaña, Pasolini, Jorge Semprún, Claudi Montañá, Pedro Casariego Córdova o Mark Fisher.

El lector comprueba el objetivo: los propios personajes se sienten decepcionados con lo que intentan, con el contexto histórico, y con lo que se encuentran delante en cada momento. La fascinación es enorme desde la primera página. Y supone un ejercicio de honestidad y de interiorización intelectual por parte de su autor. Hubo, --¿hay hoy algo parecido o se podría producir?— un deseo de transformación, de lograr una sociedad mejor. Se defendieron utopías que buscaban un hombre mejor, más igualitario, más libre. Y el dolor que se provocó con ello fue enorme. El siglo XX fue de una crueldad brutal, con mucha sangre acumulada, aunque logró avances que se valoran en las primeras décadas del siglo XXI, como los que consiguió la lucha por los derechos civiles o las reclamaciones del movimiento feminista.

Portada del libro de Mario García de Castro

Portada del libro de Mario García de Castro

Los escogidos de García Castro tienen todo su sentido. Con Bogdánov se expone las propias contradicciones del comunismo ruso. Se podría decir, de algún modo, que se trataba de un bolchevique que iba en la buena dirección, que se enfrentó a Lenin, que apostaba por la educación y la cultura como instrumentos de transformación social. Pero el bolchevique es el autor de Estrella Roja, un libro extraño, de ciencia ficción, en el que el sueño comunista se produce…en Marte, al entender que en la tierra será –efectivamente—imposible.

La paradoja que plantea García de Castro es enorme. No muestra una predilección por los sueños utopistas, no es un nostálgico de lo revolucionaria que pudo ser su generación. Lo que plantea es el personaje que busca, que desea, y que él mismo sale decepcionado de su experiencia. Y todo ello es, precisamente, el siglo XX, un siglo que no se estudia en los institutos de secundaria, que se pasa muy por encima, y que, en gran medida, exige todavía una gran visión de conjunto, que de forma ambiciosa y equilibrada sí ha sido atendida por algunos historiadores como Tony Judt.

García de Castro no ha querido presentar un libro de Historia. Lo que ha pretendido, --cada lector lo valorará—es una crónica a partir de personajes muy concretos. Para los interesados en España, ese siglo XX está marcado en gran medida –dentro de un relato sobre el progreso social y cultural—por Manuel Azaña. La lección es triste y puede ser interpretada a la luz de la actualidad. Azaña es el más firme defensor del catalanismo como instrumento de transformación, como elemento de modernidad en España. Se juega el tipo por el catalanismo, contra figuras como Ortega y Gasset que recelan desde el primer instante. Azaña, sin embargo, acaba decepcionado y profundamente irritado por el comportamiento de los catalanistas durante la Guerra Civil. Acusa a sus máximos dirigentes de un extremo egoísmo y de traición a la República, el propio sistema que proporcionó el autogobierno catalán.

La filósofa Simone Weil

La filósofa Simone Weil WIKIPEDIA

La decepción también marca al periodista Manuel Chaves Nogales, que cree en la Francia de la Ilustración, en la cuna de la cultura europea, y que comprueba cómo sucumbe ante el nazismo y maltrata a los exiliados republicanos. Es una decepción que va más allá de lo personal, es la noche frente al día soleado que se esperaba del país de Voltaire. Es la misma decepción de George Orwell, que cree en el republicanismo español, en la democracia frente al fascismo, y que acaba huyendo de Barcelona, acusado de troskista por los comunistas, que quieren acabar con los militantes del POUM. Es la decepción también de Jorge Semprún con los suyos, con el líder del PCE, Santiago Carrillo, que acaba aplicando la estrategia que años atrás le costó al que sería ministro de Cultura de Felipe González la expulsión del partido. Y es la decepción de María Teresa León, la intelectual vanguardista, la mujer que rompe las reglas, y que vive bajo la sombra de su pareja, Rafael Alberti.

Con todas esas referencias culturales, que son las de García de Castro, pero también las de varias generaciones, la fascinación se mantiene. Los sueños rotos de los jóvenes del 68, con Daniel Bensaïd en el centro de la escena en París, la experiencia personal de Pasolini, o la huida hacia ninguna parte de Ulrike Meinhof. Todo pasó, aunque quedaron restos e influencias. El libro del analista internacional Timothy Garton Ash, Europa, es oportuno para contrastar vivencias con García Castro. Para Garton Ash, “afortunadamente” los objetivos políticos de los sesentayochistas fracason, aunque se trasladaron valores sociales que han tenido éxito mucho más tarde, en pleno siglo XXI.

Jorge Semprún

Jorge Semprún Wikipedia

El autor de Novecentistas plantea, sin embargo, una lección final que es amarga. Considera que el final del siglo XX estuvo marcado por enfermedades mentales, por disociaciones que fueron producto de la carga que se iba acumulando en décadas anteriores. Los personajes finales se suicidan, como si ese fuera el destino final del siglo. La fascinación crece con personajes como Claudi Montañá, clave para la contracultura, desde Barcelona, como crítico musical y cultural de la época, en los años setenta, con todo por hacer, pero también con una herencia de la dictadura muy pesada. Montañá, fascinado por la figura del poeta Gabriel Ferrater –que también se suicida-- está en el centro de la enorme actividad cultural desde Barcelona, con publicaciones como Ajo Blanco, STAR o El Viejo Topo.

El otro personaje es Pedro Casariego Córdova, en Madrid. Poeta y pintor –su obra sería luego muy valorada—no encaja en los tiempos de la Movida –en los últimos años reinterpretada como un movimiento conservador—y de la transición, donde todo es progreso, donde el alcalde Tierno Galván incita al consumo de marihuana. Es un dedo alzado que reclama mayor atención, ¿era eso lo que realmente se pedía para salir de la dictadura? Todo ese escenario justo con una película de fondo, la de El desencanto, de Jaime Chávarri, sobre la familia Panero, que sigue sobrecogiendo.

El político Manuel Azaña

El político Manuel Azaña DANIEL ROSELL

El colofón lo escribe García de Castro con la figura de Mark Fischer, quien señala algo que se repite últimamente: es más fácil pensar en el fin del mundo que en el fin del capitalismo. Fischer, como teórico de la música punk, pero con una visión sobre todo el entramado cultural y social, sucumbió, como su admirado Ian Curtis, el icono de Joy Division.

Todo eso pasó, como diría Luis Eduardo Aute. Es el corto o largo siglo XX, en función de la visión que se tenga. Lo que cuenta son las vivencias, más allá de la narración de hechos históricos. Y, sin que en ningún momento lo oculte García de Castro, lo subjetivo se impone. Utopismo –necesario para vivir, para albergar esperanzas—y decepción, todo eso está siempre presente.

El crítico musical Mark Fisher

El crítico musical Mark Fisher WIKIPEDIA