La escritora mexicana Mayte López

La escritora mexicana Mayte López

Elegimos nosotros

Nuevas voces femeninas de la literatura mexicana

Las múltiples caras del amor y el fenómeno de la violencia centran los libros publicados a lo largo del último año en España por parte de las nuevas autoras procedentes del país azteca

17 agosto, 2022 20:30

En general el concepto del amor siempre se asocia a lo luminoso, a lo que emociona, crea y genera deseo. Sin embargo, el deseo conlleva muchas veces a la frustración y de allí a las sombras más terribles del ser humano. Varias escritoras mexicanas investigan y ponen el foco en las variopintas posibilidades de un tema tan amplio como el amor y la violencia que se puede llegar a generar alrededor de él. Las jóvenes escritoras Clyo Mendoza, Aura García-Junco, Mayte López o Alaíde Ventura Medina versan en sus nuevas novelas, o mejor dicho, las que han llegado a ser publicadas este último año en España, las diferencias geopolíticas de ser mujer en Latinoamérica en Europa o en Estados Unidos, cómo se viven los roles de géneros, la violencia y el doble juego del consentimiento y la desmitificación del amor romántico.

Además de la temática que exploran estas cuatro escritoras, las novelas que nombramos a continuación tienen una hilo que las une y tiene que ver con la posibilidad de contar historias muy dolorosas de forma fragmentada, quizás puede ser un guiño estético o narrativo propio de las autoras, sin embargo, es una forma de exploración que nos recuerda que las nuevas voces son el vivo reflejo de los cambios estructurales del siglo XXI, esos que incluyen las formas de narrar.

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Clyo Mendoza. Furia

Furia (Sigilo), la novela de Clyo Mendoza (Oaxaca, 1993) llegó en 2021 a España para colarse en la lista de nominados del premio de narrativa de la librería Finestres. Aunque no ganó, a Mendoza no le hacía falta, en su haber tiene otros premios como el Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz. En Furia los hombres, el desierto mexicano y la guerra sobre los cuerpos son el hilo narrativo de la novela. Mendoza habla de la violencia contra las mujeres y contra los roles hegemónicos desde la voz masculina. “Pero tu padre estaba loco, Salvador. Te mordía las piernas hasta que te ahogabas con tu propio grito y le pegaba a tu madre” escribe Mendoza en la novela.

Su aproximación a la violencia es un paralelismo a la violación del territorio, es a partir de allí que analiza la intersexualidad o la transexualidad y, las diferentes formas de relación psicoafectiva de los hombres con otros hombres, la relación erótica con la naturaleza, esto último es quizás un guiño a otra autora de la literatura latinoamericana, Marosa de Giorgio. En su análisis aparece la furia, la rabia, el erotismo, las drogas o el sueño como formas de desfogarse cuando ocurre la imposibilidad de vínculo, de expresión de la emoción. Furia apela al sentir para sanar.

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Alaíde Ventura Medina. Entre los rotos

La xalapeña Alaíde Ventura Medina (Xalapa, 1985) ha llegado al mercado literario español para exponer la violencia propia, la violencia desde casa, la violencia intrafamiliar de la que no se habla pero que UNICEF comprueba con datos: dos de cada diez mujeres en México reportan que sus parejas ejercen o han ejercido violencia física contra sus hijos. Entre los rotos (Tránsito) una niña narra cómo su hermano es golpeado por su padre, no solo física sino emocionalmente. Entre los rotos recibió el Premio Mauricio Achar en 2019, novela a la que la autora no desea ponerle la etiqueta de autobiográfica porque prefiere decir que “cede su voz para narrar historias posibles, pero no necesariamente relato hechos comprobables. No tengo mucha imaginación, entonces me da más por la especulación, en el sentido aristotélico de reflejar el mundo no como fue sino como pudo o debiera haber sido”.

Lo interesante dentro de la novela son los diferentes juegos de poder que se dan entre las víctimas y el victimario, el silencio que ostenta el victimario y que se impone a las víctimas. También el simbolismo de los objetos –en este caso las fotografías que guarda el niño– y cómo estos se convierten también en puñales, esos que hacen seguir enfrascados en la violencia y la toxicidad. En Entre los rotos, Alaíde Ventura captura el horror en grandes trazos de lirismo para visibilizar ante otros algo que pocos pueden contar: el duelo psicológico que se vive ante la muerte figurativa del padre o el suicidio del hermano, mientras se lucha en el espacio de la realidad. “Vivir con los ojos a medio abrir. En el mareo del delirio, la mayoría de las cosas tiene matices…En la claridad no hay engaños. Si la realidad te golpea, no puedes evadirla. Una vez que ha sido revelada, solo quedaría la negación”

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Mayte López. Sensación térmica

La escritora mexicana Mayte López (Nueva York, 1983) no es ajena dentro del ambiente de la diáspora mexicana en Estados Unidos. López ya cuenta con una novela De la catrina y la flaca, es profesora en el Lehman Collage y ha estudiado carreras de tercer nivel en la NYU y CUNY. Así que no es de extrañar que su novela Sensación térmica (Libros del Asteroide), que llegó a España a finales de 2021, relate una historia que se cuenta fuera de Latinoamérica pero con reminiscencias a la cultura latinoamericana. La violencia intrafamiliar y la dependencia romántica son parte de la temática de la novela, donde el amor desvela como muchas veces en él hay formas veladas de maltrato. Dos mujeres, Lucía y Juliana son espejos atemporales. Lucía recuerda la violencia del pasado, mientras Juliana la vive en presente. Ambas se conocen en Nueva York, pero una de ellas, vive el dolor doblemente al partir de la memoria.

Sensación térmica también nos recuerda cómo las rancheras mexicanas esas que se nombran o se cantan a viva voz para hablar de despecho o desamor, esa parte de la cultura pop, hace que todo sea más agridulce en la novela, sin que el lector se dé cuenta. Esas canciones son también parte de una excusa que se suma a la violencia hacia la mujer, profundamente instalada en el imaginario mexicano y latinoamericano. “Alvaro parece casi divertido, camina despacio hacia el estéreo y lo enciende. Unas nalgadas con pencas de nopal, es lo que ocupas por falsa y traicionera. ¡Cómo te amaba! ¡Qué bruto!… Cómo fui a dar mi amor a la ligera. Alvaro se ríe, como si le pareciera que sintonizo la canción adecuada” Sensación térmica, no estigmatiza a los personajes como víctimas, pero sí los hace más conscientes de la delgada línea que divide el ser víctima o victimario.

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Aura García-Junco - El día que aprendí que no sé amar

Aura García-Junco (Ciudad de México, 1988) es una de las narradoras latinoamericanas que en 2021 fue elegida por la revista Granta como una de las voces jóvenes más prestigiosas menores de 35 años y, más allá del relato que existe en dicha revista, la autora a llegado a España con El día que aprendí que no sé amar (Seix Barral), un libro en forma de diario, de cápsula de la generación milenial que abre la puerta a formas de narración explorando algo que siempre hemos imaginado como un misterio: el amor, la sexualidad y el consentimiento.

García-Junco desgrana la posibilidades del amor en la actualidad a través de la desmitificación de verdades tan antiguas expresadas por poetas como Ovidio o las imágenes de dos mosaicos en el Alcázar de Sevilla. También nos habla de los “patanes” con los que ha salido: en un bloque de texto como captura de un mensaje de WhatsApp se lee: “Me gustabas mucho, pero cuando te tuve en la palma de mi mano, me dejaste de interesar” se cierra el bloque de texto y García-Junco continua: “Estoy segura de que ni el mismo sabía que iba a perder el interés cuando me enamorara (y mucho menos yo), pero al final, lo que él pensaba que era un cortejo que iba hacia algún lado se volvió una simple dinámica de cacería. Presa casada, presa desechada”. Las historias que se relatan en El día que aprendí que no se amar desvelan cómo una generación milenial, no solo ha vivido bajo las expectativas de un relato que ya pereció sino que intenta construir otro en el medio de generaciones o más conservadoras y patriarcales o más jóvenes y menos narcisistas.