Imagen de 'I saw the TV glow'

Imagen de 'I saw the TV glow'

Cine & Teatro

La vida o la tele

El mundo de Jane Schoenbrun es realmente especial y I saw the TV glow es como un trance de algo más de hora y media que cuesta entender cómo ha logrado financiación

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Lo reconozco: me gusta recomendar rarezas. Y la película I saw the TV glow (traducida en Movistar como El brillo de la televisión, 2024) es lo más raro que he visto últimamente. Su guionista y directora, Jane Schoenbrun (Nueva York, 1987), convierte a David Lynch y David Cronenberg en dos cineastas prácticamente convencionales.

No estoy diciendo que sea mejor que ellos, pero sí que su amor por lo bizarre, lo extravagante, lo delirante y, a menudo, lo incomprensible es muy superior al de estos dos santos varones, a juzgar por la experiencia que representa tragarse de principio a fin, como hice yo la otra noche, su segundo largometraje.

Tengo que localizar el primero, We´re all going to the world fair (Todos vamos a la fería mundial, 2021), sobre una adolescente que se engancha a una web de ocultismo online, aunque sea lo último que haga. Y es que me confieso fascinado por I saw the TV glow, aunque que me aspen si sé a donde pretendía ir a parar la señora Schoenbrun (y que me perdone la cineasta, que siempre insiste en su condición no binaria y se parece un poco a la dibujante de comics lesbiana Alison Bechdel).

No sé muy bien qué es lo que me decidió a ver su película mientras buscaba algo para pasar agradablemente la noche. Tal vez la sinopsis (dos adolescentes -ella lesbiana y él que solo sabe que es negro, pero no se aclara con sus tendencias sexuales- están enganchados a una delirante serie de televisión titulada The Pink Opaque, que se emite en un canal infantil, aunque nadie entiende por qué, ya que se trata de un delirio a medio camino entre The twilight zone y el show de Pee Wee Herman).

Enganchados a la pantalla

En un principio, la única enganchada a The Pink Opaque es Maddy (Brigette Lundy-Paine), muchacha melancólica y atormentada que no se encuentra a gusto en el mundo real y cree que pertenece al de la serie de televisión, dominado por el Señor Melancolía y en el que solo suceden cosas insólitas y/o aterradoras que a Maddy la hacen llorar de sentimiento.

Imagen de la película  'I saw the TV glow'

Imagen de la película 'I saw the TV glow'

Pero no tarda en reclutar a Owen (Justice Smith) y convertirlo a la causa. Estos dos frikis solo viven para que llegue la noche del sábado y puedan meterse en The Pink Opaque, donde todo les subyuga y les atrae como nada en el mundo real.

Pasan los años y la serie deja de emitirse tras un final abierto y horrendo en el que la protagonista es enterrada viva. Sin The Pink Opaque, Maddy no le ve ningún sentido a su vida. Le propone a Owen que se vayan a cualquier parte, lejos del pueblucho en el que viven. Owen no se atreve. Maddy desaparece para hacer una breve reaparición años después, decirle a Owen que ha accedido a The Pink Opaque y que la acompañe hacia allá.

Con el culo torcío

Owen vuelve a rechazar la oferta, Maddie vuelve a desaparecer. Y así llegamos a un final que nos deja tan in albis como cuando empezamos a ver la película. Pero lo importante es que hemos pasado cien minutos enganchados a la pantalla y, aunque no sepamos por qué, hemos empatizado con esos dos frikis para los que la vida real no tiene punto de comparación con una serie de televisión insana, perversa y de indudable atractivo para mentes que se nos antojan prácticamente extraterrestres.

El mundo de Jane Schoenbrun es realmente especial. I saw the TV glow es como un trance de algo más de hora y media que cuesta entender cómo ha logrado financiación (aunque se ha llevado algunos premios en festivales menores de cine fantástico y de terror, pasó por Sundance y tuvo una breve estancia en salas de Estados Unidos). La no binaria Jane debe ser hábil con los contactos, ya que la película está producida por la actriz Emma Stone y distribuida por A24, compañía muy valorada en el mundo alternativo. La banda sonora es excelente y aparece en la película la estrella indie Phoebe Bridgers.

No, no entendí nada, pero la fascinación que The Pink Opaque ejercía sobre Maddy y Owen se me contagió durante toda la proyección de I saw the TV glow. Quien busque una narración normal hará bien en evitarla, pero todos aquellos que aún busquen en el cine la capacidad de sorprenderse, de quedarse con el culo torcío, ya tardan en verla. Creo que no me quedaba igual desde que vi Eraserhead en 1981, en un cine de Nueva York.