El regreso de Alex Cross
Basada en el personaje del escritor norteamericano James Patterson, la serie 'Cross', de ocho episodios muestra a nuestro poli favorito de Washington DC
El escritor norteamericano James Patterson (Newburgh, Nueva York, 1947) es un grafómano de mucho cuidado al que se adjudican más de setecientos libros escritos en solitario o en compañía de no menos de veinte coautores. A su lado, nuestro Jordi Sierra i Fabra podría ser acusado de vago. En Estados Unidos, uno de cada quince libros que se venden es de James Pattterson, y él solo vende más que Stephen King, John Grisham y Dan Brown juntos. De vez en cuando, se permite colaborar con algún figurón al que tal vez no haya llamado Dios por el camino de la literatura, pero cuyo nombre ayuda a vender libros. Valgan como ejemplos los volúmenes que el señor Patterson ha firmado a medias con Dolly Parton (Run, Rose, run) o Bill Clinton (The president is missing).
A Patterson (¡lo que es la envidia!) se le acusa de recurrir a negros literarios hasta para los libros que firma en solitario, pero él, que ni confirma ni desmiente, la cosa se la sopla, dado que su único interés parece radicar en inundar las librerías de todo el mundo con sus cosas. Su especialidad son las series policiales. Tiene un montón, la mayoría de ellas escritas a cuatro manos con un socio para cada serie.
Asesinos en serie
Pero la más célebre, la que más fama y dinero le ha granjeado es la protagonizada por el inspector y psicólogo forense de raza negra Alex Cross, algunas de cuyas andanzas fueron adaptadas al cine hace algunos años: El coleccionista de amantes (1997), La hora de la araña (2001) -ambas protagonizadas por Morgan Freeman- y En la mente del asesino (2012, con Tyler Perry, actor cómico en flagrante miscasting). Las dos primeras se dejaban ver, gracias al señor Freeman, a un guion correcto y a un presupuesto razonable (la tercera no había por donde cogerla).
La temática del señor Patterson es tirando a monótona y no hay quien lo saque del apasionante mundo de los asesinos en serie, así que ahora, para su presentación en televisión (la serie de Amazon Prime Cross, ocho episodios que podrían haberse quedado en seis y hasta en cuatro), nuestro poli favorito de Washington DC se las tiene que ver, ¡oh, sorpresa!, con otro abyecto serial killer que disfruta ejerciendo de peculiar copycat: el hombre elige asesinos en serie de la historia y reproduce su muerte a la perfección con el o la infeliz que cae en sus manos.
Un tarado de nivel cinco
¿Otra historia de serial killers procedente de la acreditada factoría de tramas ramplonas del señor Patterson? Pues sí y no. A diferencia de los largometrajes, la serie no está basada en alguna novela concreta del señor Patterson (y mira que hay para elegir: cerca de 70 aventuras del inspector Cross), tan solo reconoce estar inspirada en sus personajes. Eso ha permitido al creador del producto, Ben Watkin, fabricar un Alex Cross algo más original y humano que el eficiente monigote que protagoniza las novelas del señor Patterson.
El Alex Cross de la serie (Aldis Hodge) es un tipo que trata de sacar adelante a sus dos hijos (después de que su mujer fuera asesinada por alguien cuya identidad queda para una próxima temporada) y que se ve arrastrado al perverso juego del imitador de serial killers muertos sin comerlo ni beberlo. El sujeto es un tarado de nivel cinco llamado Ed Ramsay (Ryan Eggold), cuya riqueza y envidiable posición social le garantizan la obediencia y la colaboración de gente muy bien situada (incluso en el mundo de la ley y el orden) que le sirven como los secuaces de algún súper villano de un comic de súper héroes.
La primera temporada de Cross se convierte, pues, en un mano a mano entre el policía y el criminal que, como enseguida veremos, está obsesionado con él y se propone provocarlo y salirse de rositas al mismo tiempo. Pese a toda su violencia y sus tendencias a la perversión, Cross resulta, en cierta medida, una serie confortable, una versión hardcore de Colombo y Se ha escrito un crimen.
Policial más que correcto
Es decir, una vuelta de tuerca a esas series que nos las tragamos sabiendo perfectamente a qué nos enfrentamos: a una nueva versión de la lucha entre el bien y el mal que ya sabemos cómo acabará (aunque deje algunos cabos sueltos en vistas a posibles nuevas temporadas). Añadámosle a eso que el personaje de Alex Cross, gracias al señor Watkin, es más de carne y hueso y menos de cartón piedra que el de las novelas (lo mismo puede decirse de su eterno colega John Sampson, interpretado por Isaiah Mustafa) y nos encontraremos con un thriller francamente ameno que no es (ni lo pretende) el colmo de la originalidad, pero ofrece un entretenimiento criminal más digno que el de los libros de Patterson y que el de los previos largometrajes.
Vamos a ver, si se saltan Cross y prefieren ver otra cosa, tampoco se perderán una obra maestra. Pero si les apetece tragarse un policial más que correcto y que, además, mejora la fuente original, no perderán del todo el tiempo tragándose la temporada entera.