Miriam Piquer, nominada a los Premios Gaudí: “El cine antes era un mundo de hombres”
Suma casi tres décadas de trayectoria a sus espaldas y desde hace cinco años es la supervisora de efectos visuales de las películas de mayor éxito que se producen en España
6 marzo, 2022 00:00Miriam Piquer es supervisora de efectos visuales desde hace cinco años y este domingo afronta con ilusión su segunda nominación al Premio Gaudí en la categoría Mejores efectos visuales por su trabajo como supervisora de estos en Las leyes de la frontera, la misma cinta por la que también se llevó el Goya. Con casi tres décadas de trayectoria a sus espaldas, reconoce que le ha costado hacerse un hueco en un mundo que, cuando empezó, era mayoritariamente de hombres.
Hoy, afirma que la situación ha cambiado de forma sustancial, y que, por suerte, cada vez son más las mujeres que forman parte de los equipos, y sobre todo, las reconocidas por su trabajo. Cuenta a Crónica Directo que ella empezó joven y que su aterrizaje en el mundo del celuloide fue totalmente inesperado. Empezó estudiando Diseño Gráfico, pero fue en un período de prácticas en una productora, cuando descubrió su auténtica vocación a pesar de que se puede pasar tres semanas para editar una única escena o que sus jornadas laborales son de 12 horas.
Entrevista
--Pregunta: ¿Cuándo y por qué decide dedicarse al mundo de la producción audiovisual, y en concreto, de películas?
--Respuesta: Realmente, empecé estudiando Diseño Gráfico, en los 90. Mientras estudiaba fui practicante en una productora haciendo grafismo para televisión y publicidad. Me picó la curiosidad y ya me quedé en el mundo audiovisual. En cine empecé en 2005, en 2007 dejé la publicidad y ya desde entonces me estoy dedicando completamente al cine.
--¿Se esperaba participar en la producción de una película que ha obtenido 5 Goya de los 6 a los que estaba nominado?
--Siempre confías en el proyecto en el que trabajas y esperas que tenga el mayor éxito posible, pero fue un alegrón. Yo ya estaba nominada para El buen patrón. La verdad es que la película se lo merece porque ha sido muy especial. Recuerdo que en la gala estaba al lado de mis compañeros de El buen patrón. Tenía el corazón dividido por no poderlo celebrar con el equipo de Las leyes de la frontera.
--¿Llegó a pensar el éxito que tendría?
--Que haya tenido tan buena respuesta es siempre un alegrón. Mucho más allá de los premios oficiales, la respuesta del público, cuando es tan buena, emociona muchísimo.
--¿Cómo vivió las nominaciones tanto a los Goya como a los Gaudí?
--Siempre son motivo de felicidad. Es un reconocimiento diferente porque efectos visuales no es una rama con tanta visibilidad. Supone que hay gente que están solo fijándose en eso: lo valoras y agradeces el esfuerzo.
--¿Cómo se ambienta la Girona de los años 70 y Cuál es el efecto más utilizado en la cinta?
--En épocas que no son la contemporánea, hay mucha colaboración con el equipo de arte. Por ejemplo, en Las leyes de la frontera tienes que fijarte mucho en cosas como las marcas viales, logotipos de marcas que están en un edificio y no puedes quitar. Nosotros nos encargamos de quitar todos los elementos que puedan crear un anacronismo en la escena entera. En este aspecto, los equipos de efectos digitales y arte vamos siempre de la mano.
--¿Cuál es el principal reto de de ambientar una película que parte de una novela?
--Ahí el que más tiene que contar es el director y el guionista. A partir de su trabajo se empieza a perfilar qué necesidades se van a tener en rodaje para crear ese ambiente buscado. En efectos digitales sí que estamos en todas las fases de la película. Hay todo un trabajo previo a cuando nos llega a nosotros el material para trabajar, que allí es donde se va perfilando en consonancia con el director.
--¿Cuántas horas de posproducción le puede llevar cada escena?
--Depende del trabajo que haya que hacer. Puede ser de cuatro horas a tres semanas. Depende de mucho de si hay 3D, si hay que integrar imagen real con imagen digital. Cada proyecto es un reto nuevo. Cada película, cada escena tiene su particularidad. Por ejemplo, en Las leyes de la frontera, el plano del acantilado es totalmente digital. Estuvimos tres semanas trabajando en él, mientras que para la película entera estuvimos cerca de cinco meses. Intervenimos en 700 planos, fue una película con mucha carga de trabajo.
--¿Lo más complejo de su profesión?
--Mi labor como supervisora implica coordinar muchas cosas en el tiempo y la calidad fijados. Es un trabajo en el que intervienen muchos departamentos y es crucial la coordinación. Yo por ejemplo tengo que entender al director, saber qué es lo que quiere, producirlo, post producirlo y trasladar al fotograma lo que el cineasta tenía pensado hacer.
--Anteriormente, ha trabajado en ficciones española de éxito, ‘Ocho apellidos, y ‘Campeones’. ¿Qué destacaría de trabajar con cada uno de sus directores?
--En ocho apellidos y en Campeones todavía no era supervisora, estaba más con el equipo de delante del ordenador. En los últimos cinco años he empezado a supervisar y es allí donde tienes más contacto. Con Javier Fesser empecé a trabajar en Camino y he participado en casi todas sus películas desde entonces. Hay que hablar mucho con ellos para saber bien qué es lo que quiere.
--¿Cuál considera que es su mejor trabajo y por qué?
----Es difícil elegir porque cada proyecto tiene sus retos. Por tenerlo tan reciente, te diría que Las leyes de la frontera porque fue mucho, mucho trabajo. Es una película que tiene un montón de efectos especiales. Además tuve muy buen feeling con el director Daniel Monzón, con quien también trabajé en Yucatán y estoy súper contenta.
--¿Qué espera de los premios Gaudí?
--Primero ver a mis compañeros de película, pasar una velada bonita: de cine, nunca mejor dicho. Creo que tendré algo de nervios y espero que la peli triunfe, no solo por el premio personal, sino porque cuando una película tiene tantas nominaciones es un orgullo y se lo merece. Espero que entre todos recojamos un montón de Gaudí.
--¿Segunda vez nominada?
Sí. Estuve nominada en 2021 por la película Adú, pero no pudo ser. Espero que esta vez sí.
--¿Cómo recuerda sus inicios en el mundo del cine?
--Difícil. Empecé hace años 30 años en una productora. Siendo una mujer antes era más difícil, hacerse un hueco, ya que el cine era un mundo de hombres. No obstante, nunca he sentido que se me han cerrado puertas, pero sí que considero que he tenido menos oportunidades. Sí que es verdad que hoy la situación ha cambiado mucho. Afortunadamente ya hay muchas mujeres en los equipos.
--¿Se queda con el puesto de supervisora o aspira a algo más?
-- De momento, me quedo como estoy, me gusta mucho. Como supervisora no pierdo el contacto con nadie, estoy muy a gusto. Aspirar a algo más es encerrarse en despacho. Quizá algún día me lo planté. Eso será cuando no aguante las 12 horas al día de rodaje, (ríe).