Vuelve el Simenon japonés
Las novelas de Seicho Matsumoto, considerado como el Simenon japonés, sumergen al lector en una atmósfera sórdida en la que nadie quiere ser lo que aparenta ser
23 febrero, 2022 00:00La excelente editorial Libros del Asteroide sigue ofreciéndonos nuevas muestras del buen hacer del escritor japonés Seicho Matsumoto (Kokura, 1909 – Tokio, 1992), al que en Europa y Estados Unidos se considera una especie de Simenon nipón por las historias que aborda y el modo en que las presenta, unas historias que se mueven en el terreno del thriller doméstico y frecuentemente sórdido marcado por un extremado fatalismo a la hora de enfrentarse a la actividad humana. Matsumoto escribió más de cuarenta novelas (seis de ellas fueron adaptadas al cine, y de esas seis, cinco las dirigió el mismo realizador, Yoshitaro Nomura), pero en español solo se encuentran las que nos va ofreciendo Libros del Asteroide con cuentagotas. Empezaron con El expreso de Tokio (1958), continuaron con La chica de Kyushu (1961) y recientemente han lanzado Un lugar desconocido (1975), que es también una de las más simenonianas de su autor.
Las novelas de Matsumoto se distinguen por una extraña tristeza que envuelve toda la trama y que en Un lugar desconocido alcanza unas cotas tan altas como dolorosas. Es la historia de un gris funcionario del Ministerio de Agricultura cuya esposa fallece de un ataque al corazón en una perfumería en la que se ha refugiado porque empezaba a sentirse mal y necesitaba ayuda. La perfumera llama a un médico que vive cerca, pero éste nada puede hacer para salvarla. En apariencia, una desgracia inevitable (la mujer arrastraba problemas de corazón desde hacía tiempo), pero, en la práctica, una pesadilla y un enigma para su viudo, Tsuneo Asai, quien en seguida se da cuenta, como diría el comisario Maigret, de que hay algo que chirría en todo el asunto. ¿Qué hacía su mujer deambulando por un barrio que, aparentemente, no solía frecuentar? ¿Por qué se aventuró por una empinada cuesta que ningún bien podía hacerle a su pobre corazón? El probo funcionario Asai no tarda nada en obsesionarse con el tema y lanzarse a investigarlo.
Lo curioso, triste y simenoniano del asunto es que Tsuneo no sentía un especial aprecio por su mujer, pasiva dentro y fuera de la cama, desocupada profesional que escribía haikus para entretenerse y cuyo interés como ser humano y objeto de pasión era francamente dudoso. De hecho, no llegamos a entender muy bien la obsesión del funcionario Asai, al que se le mete en la cabeza que su mujer le engañaba con otro (como así era, descubrimiento que conducirá a Tsuneo al desastre).
Un Japón didáctico
Por el mismo precio, Matsumoto retrata una sociedad basada en las apariencias donde nadie se comporta como quiere, sino como se espera de él. El amor, los sentimientos, la familia…Solo son bonitas entelequias que nunca se imponen al trabajo y a la posición social. El infeliz de Asai es de origen humilde y solo piensa en medrar en un mundo controlado por los funcionarios de carrera, colectivo que desprecia a la gente como él, de la que abusa constantemente porque ellos no tienen tiempo para familiarizarse con las interioridades del ministerio al que representan. Y así es cómo lo que debería ser la búsqueda de justicia a cargo de un hombre enamorado de su difunta esposa se convierte en una pesadilla burocrática en la que el alma y el corazón juegan un papel muy limitado. Tsuneo nunca estuvo enamorado de su mujer. La investigación sobre su muerte la enfoca de la misma manera que se enfrentaría a un estudio sobre las fábricas de embutidos de alguna de las prefecturas que dependen de su negociado. Para el lector occidental, semejante punto de vista --que no incluye la pasión ni los sentimientos elevados-- resulta extremadamente chocante, pero ejerce sobre él una extraña fascinación que le remite a la célebre frase de Kipling: east is east and west is west.
Quedo a la espera de la cuarta entrega de la obra de Matsumoto a manos de Libros del Asteroide, pero no descarto comprarme sus novelas en inglés, idioma al que se han traducido casi todas. Quien quiera encontrar un enfoque totalmente distinto al de la novela criminal occidental, encontrará en el señor Matsumoto una visión del género tan sorprendente como estimulante y un acercamiento a Japón indudablemente didáctico.