El Niño de Elche: “Huyo de las convenciones, aunque esté metido en todas”
El cantante y artista Paco Contreras repasa su trayectoria en un insólito documental: “Creo en el fogonazo de la intuición, que tiene que ver con el amor”
5 diciembre, 2021 00:00Paco Contreras (Elche, 1985) es una rara avis en el mundo del arte, de la música y, sobre todo, del flamenco. Su fama como el Niño de Elche ha trascendido fronteras y categorías, tanto es así que ya le han hecho un documental, Canto cósmico.
La “pieza audiovisual”, dirigida por Marc Sempere-Moya, hace un viaje por la vida y obra del cantante para descubrir quién es la persona que se esconde detrás de este nombre y qué es el flamenco que tanto amo. Pero como dice el artista, lo importante no es el quién sino el cómo.
Referentes
Contreras asegura que el Niño de Elche no es más que todo aquello que le rodea, incluida la gente que ha conocido, y que son amigos suyos, y le han ayudado a ser quién es. Antonio Orihuela, Pepe Cicuta, C. Tangana, Estefanía Serrano, Miguel Álvarez-Fernández, Israel Galván, Angélica Liddell: son sólo algunos de los nombres de los que ha bebido y que aparecen en este film.
La pieza no responde a los cánones tradicionales del documental, como no podría ser de otra manera. Se adapta al estilo rompedor de Contreras y quien le rodea, y se convierte en una experiencia audiovisual. Crónica Directo aprovecha el paso del cantante por el festival L’Alternativa de Barcelona y trata de ahondar en el quién y el cómo de el Niño de Elche.
--Pregunta: ¿Qué le animó a meterse en este proyecto que versa sobre su vida, si se puede llamar así?
--Respuesta: Hace siete años que se me propuso eso y no era una persona muy reflexiva. Dije que sí, como muchas veces hago, desde la confianza y la amistad. Luego, por suerte, se desarrolló muy bien. Si lo hubiese pensado hubiera dicho que no, como tantas otras invitaciones que me hacen.
--¿O sea, que es de esos que se guía por impulsos y luego ya se encuentra dentro entre arrepentido y viendo qué sale?
--Creo bastante en mi intuición, si a eso se le puede llamar así. Creo en ese primer fogonazo, que tiene que ver con el amor. Este caso es particular, porque el proyecto ha tardado siete años por la complejidad que supone hacer una película en constante metamorfosis y todas las particularidades y complejidades económicas que conlleva hacer una película. Sumado a la cantidad de personajes que aparecen en ella.
--¿El hecho de que no sea un documental al uso, precisamente, es el principal atractivo de la propuesta?
--Sí. No tiene sentido hacer una pieza audiovisual conmigo que fuese convencional, porque soy una persona que huye de las convenciones, aunque esté metida en todas. Si había una posibilidad de hacer algo diferente, ese era el atractivo.
--¿De dónde nace esa inquietud suya de huir de la norma?
--Es una necesidad que no siempre tiene explicación. A veces es una huida, a veces una búsqueda de espacios nuevos. Otras, querer aprovechar los misterios de la vida. La experimentación te da un espacio para descubrir esos recovecos que la convención o no te muestra o no te deja ver. Es una resistencia por mi parte que nace en la juventud, pero me cuesta darle una explicación.
--¿Eso le ha conllevado ciertas dificultades a la hora de meterse en el mundo de la música y el arte?
--Cuando yo empecé a hacer experimentación nunca pensé que me podría dedicar a esto, porque veía la dificultad que ello acarreaba. Hoy en día, que se me reconoce, todavía he de hacer mayores esfuerzos que otros compañeros para muchísimas cuestiones. Mi forma de convencer es más difícil, a veces. Sobre todo, en el mundo de la música y de las artes escénicas. Hay muchos interrogantes y dudas. Ahora parece que no pasa, pero eso sucede. Desde hace un año y medio o dos. Eso les pasa igual a todos los que aparecen en la película. Nada es lo que parece.
--¿El hecho de buscar la ruptura constante y hacer algo diferente no se convierte también en un condicionante para usted mismo? ¿Esa necesidad constante de romper sopone un hándicap para sí mismo?
--Muchas veces lo es. Luego me alegro. Estar sumergido en ese delirio y vorágine curte y me hace estar más orgulloso y tranquilo en el mundo del arte. Pero sí, me conlleva mucho ajetreo, trabajo y dedicación. Pero es mi vocación, no sabría hacer otra cosa.
--¿Teme haberse convertido ya en una marca? En la película se debate al respecto, pero para muchos la presencia del Niño de Elche en un festival o espectáculo ya es un valor añadido.
--No. Yo soy seguidor de las marcas. La marca la podemos entender como algo estático o algo móvil. Yo entiendo que mi forma de estar en el arte, y creo haberlo demostrado, es que no sé estar estático. Llegará el momento. Por cansancio y por mi salud me iría bien (sonríe), pero no es mi forma de ser. Si estoy en el mundo del arte es porque huyo de la normalidad social. Sería complicado que encontrara mi espacio ahí, pero todo se puede dar. Uno cuando se hace mayor se vuelve más conservador. Puede ser que acabe como cantautor o como cansa-autor.
--Y más allá de esa marca. Vamos a abordar una de las preguntas que intenta desentrañar la película. ¿Quién es el Niño de Elche?
--No lo sé. Una de mis posiciones es no definirme. Por mucho que te definas, al final te define el ojo del otro. Es absurdo y una energía gastada ahí. Yo cada cierto tiempo intento traicionar, cambiar, ser otra persona en cada trabajo que hago. Definirme no es una pregunta que me haya interesado nunca, por eso la película es más un “cómo funciona el Niño de Elche”, con quién se junta, qué inquietudes tiene y eso lo hace más cercano a saber quién es. Igual que pasa con el flamenco.
--De hecho, el film también se pregunta qué es el flamenco. Para muchos es tradición y pureza, otros lo sitúan como fusión. ¿Cómo lo definiría usted? ¿Se puede clasificar en alguno de ambos lados?
--Fusión es una palabra muy manida, que se puede entender de muchísimas formas. El flamenco es una amalgama de diversas influencias y cada cual puede hacerse con él un traje a su medida. Del flamenco puedes hacer un arte de todo, en sentido social, político y esa es su grandeza. Puede hacer un arte del gitano, del castellano, del payo, pero puede ser un arte socialdemócrata, fascista, conservador, andaluz, español, internacional… Puede ser un arte del pobre, pero por supuesto es también de los ricos, y del lumpen…
--¿Eso le ayuda a tener futuro? ¿Cómo ve ese futuro?
--Claro que tiene futuro. Todo lo que tenga contradicción y paradoja tendrá futuro, por eso huyo de que se haga del flamenco un arte del sentido común y del raciocinio.
--¿Y cuál es el futuro del Niño de Elche?
--A principios del año que viene empiezo a grabar un nuevo disco que tiene que ver con el flamenco de una forma muy concreta. Sacaré un libro, un pequeño ensayo, que también tiene que ver con el flamenco. Y muchos otros que no se pueden contar con Fuerza Nueva. Tengo un programa de radio cada semana, sigo escribiendo, tengo invitaciones para proyectos, como grabaciones para un espectáculo en sueco. En Navidad hago tres conciertos en el Teatro Español de Madrid, proyectos para cosas de danza, de una serie
--¿De dónde saca ese tiempo para tantos proyectos? En la película dice que su trabajo no es compatible con el amor, ¿pero lo es con el tiempo y con la vida?
--Es que no hago otra cosa. Esto, comer cosas que me gustan, salir de fiesta cuando puedo, tomar drogas y bailar. Poco más (ríe).
--¿Qué le inspira tanto?
--La vida te da mucho material sobre cosas de las que hablar. Incluso un término del diccionario te puede abrir un mundo, igual que una conversación, por eso siempre hay ideas en la recamara y que de vez en cuando ven el espacio para ser desarrollados. ¡Hay muchísimo! Tengo una enorme carpeta con carpetas de proyectos: películas, artículos de opinión, libros. Yo no soy muy autobiográfico en la música, aunque todo lo que hablo tiene que ver conmigo, por eso, a la hora de escribir un ensayo me sumerjo en ello.
--Eso requiere de mucha organización y una gran capacidad de imaginación?
--Es estar ahí conectado. Se habla mucho ahora de la creatividad, pero, al fin y al cabo, es darte el gusto de imaginar otras nuevas realidades. Por eso el teatro, la música, un concierto en vivo, las drogas, el sexo, vestir diferente o ir a un restaurante, mal llamado de diseño, conceptual sigue siendo tan revolucionario. Hay tanto en la historia: los anarcos, la música bakalao… Por eso, todo movimiento que genere nuevas realidades se debe valorar, eso es revolucionar, porque cambia tu vida totalmente. Por eso, el mundo del arte es tan alentador