Una imagen de la miniserie 'Brand new cherry flavor' (Nuevo sabor de cereza) / NETFLIX

Una imagen de la miniserie 'Brand new cherry flavor' (Nuevo sabor de cereza) / NETFLIX

Cine & Teatro

Pesadilla en Hollywood

La miniserie 'Brand new cherry flavor' aborda la leyenda negra de Hollywood, con altas dosis de terror y de fantasía que satisfacen al fan más exigente

18 septiembre, 2021 00:00

Estimulante frikada en Netflix: la miniserie Brand new cherry flavor (Nuevo sabor de cereza) combina el thriller, la fantasía y el terror en sus ocho episodios de una manera francamente satisfactoria. Extraña mezcla de David Lynch, David Cronenberg y el Tren de la Bruja de los parques de atracciones cutres, Nuevo sabor de cereza, creada por Nick Antosca y Lenore Zion a partir de la novela homónima de Todd Grimson, constituye una bienvenida rareza en el mundo del streaming, que se va adocenando a pasos agigantados. Encuadrable en ese subgénero del espanto que podríamos definir como “Pesadillas y Glamour”, esta miniserie nos cuenta la historia de una joven cineasta, Lisa Nova (la canadiense de origen peruano Rosa Salazar), que ha rodado un cortometraje que ha llamado la atención de un productor en horas bajas necesitado de algo potente con lo que volver al candelero, Lou Burke (Eric Lange). Tras intentar beneficiársela sin éxito, Burke le hace firmar a Lisa un contrato chungo que le permite deshacerse de ella y buscar a otro director que se encargue de convertir ese corto tan prometedor en un largometraje de éxito.

Evidentemente, Lisa no se lo toma nada bien. Y es entonces cuando se cruza en su camino una tal Boro (Catherine Keener, habitual del cine independiente que aquí da muestras de un retorcido y eficaz sentido del humor), que aparentemente es una bruja que vive en un caserón devorado por la vegetación tanto por fuera como por dentro y que acabará resultando ser algo mucho más siniestro (y hasta aquí puedo leer para no incurrir en el spoiler). Boro se ofrece como ejecutora de la venganza que Lisa quiere tomarse con respecto al productor de las manos largas, pero sus métodos se demostrarán excesivos, peligrosos y francamente dañinos para todos los involucrados en sus artimañas paranormales.

Brujas muy malas

Las historias sobre los peligros (y los engaños) de Hollywood son, prácticamente, un subgénero cinematográfico que tiene en Sunset Boulevard (El crepúsculo de los dioses), de Billy Wilder, o The bad and the beautiful (Cautivos del mal), de Vincente Minelli, dos de sus cimas. Como escenario del horror, Los Ángeles se demostró muy eficaz en películas de David Lynch como Lost highway (Carretera perdida) o Mulholland drive, de cuyos ambientes turbios y enrarecidos bebe a morro Nuevo sabor de cereza, aunque sin la sutileza y la poesía de los originales, sustituida por un tono de barraca de feria que le sienta muy bien a la trama. Estamos ante una pesadilla filmada sobre el peligro de perseguir tus sueños que, en cierta medida, tiene también algo de cuento infantil de Perrault o los hermanos Grimm: Lisa Nova no deja de ser una Caperucita Roja con mala uva perdida en un bosque de cemento en el que los lobos feroces trabajan como productores cinematográficos y las brujas son mucho más malas que en las ficciones para niños y, además, pasan prácticamente desapercibidas entre las masas de gentuza que se arremolinan en torno a la industria del cine.

No es Nuevo sabor de cereza una propuesta para todos los públicos, pero los amantes del terror, de lo paranormal y de la leyenda negra de Hollywood (todo junto) encontrarán en sus ocho episodios abundantes motivos de disfrute y, sobre todo, algo que se aparta de la oferta general a base de comedias y thrillers que se está adueñando de todas las plataformas de streaming.