Una imagen de 'DAU Degeneration', de  Ilya Khrzhanovski

Una imagen de 'DAU Degeneration', de Ilya Khrzhanovski

Cine & Teatro

Imágenes de la URSS antes de Putin

Una película y una serie de Ilya Khrzhanovski ajustan cuentas con el pasado y el presente histórico soviético de Rusia en un monumental experimento cinematográfico

27 mayo, 2021 00:00

“El comunismo básicamente es una religión. La religión marxista, leninista, estalinista que carece de Dios, es una religión mesiánica. Tiene un libro sagrado, tiene una iglesia. Tiene un jefe de iglesia. Tiene todo tipo de ritos y rituales”. Con estas palabras, pronunciadas por una voz en off mientras en pantalla vemos un funeral militar colectivo en mitad de la noche, se inaugura el primero de los nueve episodios de DAU. Degeneration, serie que, junto a la película DAU. Natasha, son la puerta de entrada del colosal Proyecto DAU, a cargo del ruso Ilya Khrzhanovski. Tanto la película como la serie están disponibles en Filmin desde su desembarco el pasado 7 de mayo con motivo del D’A Film Festival, pero, a pesar de su extensión (más de dos horas de duración la película y seis, la serie), apenas son un tentempié de la monumental obra que ha perpetrado Khrzhanovski: un fresco inabarcable, violento, controvertido y megalómano sobre la URSS y, de manera más subrepticia, sobre la Rusia de Putin. 

Si algo caracteriza DAU es el desbordamiento. El proyecto narra la historia de un instituto científico secreto en Moscú durante el final del estalinismo, los años de Khrushchev y el inicio del largo período de Leonid Brezhnev; un microcosmos de personajes de todo pelaje que orbitan alrededor de un misterioso científico llamado Dau cuya misión científica consiste, grosso modo, en lograr un ser humano superior. Más allá del relato global de la obra, que comprende 700 horas de metraje –rodadas en 35 milímetros– desplegadas en 15 películas y seis series, el experimento de Khrzhanovski reabre el debate sobre los porosos límites de la simulación y la representación, especialmente a la hora de mostrar emociones y situaciones extremas. “En un régimen totalitario, los mecanismos de represión aceleran los mecanismos de traición. Me interesa mucho esta cuestión”, declaraba el cineasta ruso, hasta ahora desconocido, en un reportaje de 2011, cuando el rodaje del megaproyecto llegaba a su fin. 

DAU DEG POSTER Digital 420x297 25.02.20Resulta imposible abordar DAU sin detenerse en su intrahistoria, repleta de rumores que han convertido esta obra en algo mítico. Todo nació en 2004, cuando tras estrenar en festivales, su ópera prima, Khrzhanovski se fijó en la figura del físico soviético Lev Landau, merecedor de un Premio Nobel en 1962. Ese mismo año, Landau sufriría un accidente automovilístico que le dejaría graves secuelas. Llegó a pasar dos meses en coma y la entrega del Premio Nobel, de hecho, se celebró en su dormitorio. Además de sus aportaciones en el ámbito de la mecánica cuántica, Landau fue también una mente avanzada en materia sentimental y favorable a una vida matrimonial abierta. Junto a su esposa Kora mantenía una relación que definía como “acto de no agresión conyugal”. 

Resulta imposible abordar

Por sí solo, en Landau ya había suficiente buen material para un biopic, pero, al poco, Khrzhanovski se dio cuenta de que en realidad quería explicar algo que sobrepasaba la historia del científico. Con la financiación del oligarca Serguei Adoniev, el cineasta decidió en 2009 encerrarse durante dos años junto a su equipo artístico y técnico, formado por unas 300 personas, en un gigantesco set de rodaje construido en Járkov, Ucrania, en el que 13.000 metros cuadrados iban a recrear el Instituto de Física de la Academia Rusa de las Ciencias, el complejo donde en la ficción se experimentaría en busca del superhombre

¿Qué sucede durante ese tiempo en el interior de esos 13.000 metros cuadrados? Desde el arranque del rodaje, los rumores acerca del proyecto han sido constantes, alimentados, por supuesto, por el celo de Khrzhanovski a que cualquier elemento externo se filtrara en la burbuja soviética en la que vivía y había obligado a vivir a los miembros del equipo. En la web de la obra, afirman que la experiencia fue un viaje hacia los años de la Unión Soviética, “en un universo espacial y temporalmente paralelo” en el que recrearon la vida cotidiana soviética de manera meticulosa, “desde los uniformes hasta los electrodomésticos, la comida, el dinero y el vocabulario, se correspondía con los objetos y hábitos de la época”. Además, este instituto científico contaba con su propio periódico y el rublo era la divisa que se utilizaba. 

A efectos prácticos, el viaje al pasado fue una inmersión total en un entorno que funcionaba como una pequeña comunidad en la que todos los afectados vestían, comían, hablaban y vivían, en suma, como si estuvieran en esos años cruciales de la URSS. El dispositivo de inmersión iba más allá del decorado, attrezzo y la simulación interpretativa, ya que Khrzhanovski, como gran demiurgo, diseñó ese monumental set de rodaje como si fuera un gran panóptico. Escondió micrófonos en las lámparas con el objetivo de rodar con varias cámaras desde cualquier lugar y en cualquier momento, ya fuera de manera frontal o a través de ventanas, tragaluces y espejos. Jürgen Jürges, director de fotografía de DAU y colaborador habitual de Michael Haneke, fue premiado en la Berlinale de 2021 por su trabajo en el proyecto.

DAU degeneration 2

Por si este experimento social, performativo y cinematográfico no fuera lo suficientemente extremo, Khrzhanovski quiso que su equipo artístico fuera lo más heterogéneo posible y que representara las posiciones radicales que se vivieron entonces y se dan también en la actualidad. La mayoría de los actores son intérpretes no profesionales. También han participado científicos, teólogos, filósofos y personalidades reconocibles. En DAU. Degeneration podemos atisbar el cameo de la artista Marina Abramovic, recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes.

Del plantel de personajes de DAU. Natasha y DAU. Degeneration, hay dos figuras perturbadoras. No solo por lo que encarnan, tanto dentro como fuera del proyecto, sino por el ambiguo protagonismo que adquieren en el conjunto de estas dos piezas. El primero, el ex coronel de la KGB Vladimir Azhippo, quien interpreta a una versión ficticia de sí mismo como soldado de prisiones en la película y, en la serie, como antiguo miembro del espionaje soviético y director del Instituto de Física de la Academia Rusa de las Ciencias. Azhippo no ha llegado a ver la obra finalmente conclusa, ya que falleció en 2017 de un ataque cardíaco. 

DAU NATASHA A4 BAJA

El segundo intérprete controvertido es el líder neonazi ruso Maxim Martsinkevich, también recientemente fallecido y también interpretándose a sí mismo, ya que en la serie encarna a un joven agitador, violento e inquietante, de posiciones totalitaristas. En la ficción, Martsinkevich se alinea con las proclamas soviéticas de ese momento y su violencia acaba siendo recompensada. En la realidad, sus posturas xenófobas y sus actos criminales le llevaron a la cárcel en varias ocasiones. La última y definitiva aconteció en 2018. Dos años después, en septiembre de 2020, Martsinkevich se suicidaria en su celda de la prisión de la región de Chelyabinsk. Estaba a punto de enfrentarse a un nuevo proceso en relación a una investigación criminal abierta en 1999.

Con toda esta información en la mano, ¿qué esperar finalmente de esta megalómana visión de la URSS que plantea Khrzhanovski? DAU. Natasha comienza en la cantina del complejo, siguiendo a la protagonista del título, quien trabaja como camarera del establecimiento, y a su compañera Olga. Nos encontramos en algún momento indeterminado de finales de la década de 1940 y principios de 1950. Cuando bajan la persiana de la taberna, la fiesta continua su curso. Ya sea en el local como en el piso comunal donde conviven, proletariado y científicos conversan, ríen, se besan y gritan tirados por el suelo regados por un raudal infinito de vodka. 

Si Natasha funciona como una instantánea en tres actos que explica el trágico destino de esta mujer, por su parte, Degeneration sigue la decadencia del instituto mencionado y supone el telón de fondo de las múltiples voces e historias que se articulan de manera paralela en las otras películas y series del proyecto. “Hablamos del mundo cuántico, así que depende de la posición del observador”, decía el cineasta en el Festival de Berlín del año pasado. “Puedes verlo como parte de un todo, ya que en realidad es un proyecto de arte donde creamos una gran instalación que se mantuvo en funcionamiento durante mucho tiempo”. 

A pesar de su condición de universo expandido –de nuevo hay que recordar que el proyecto DAU lo conforman 14 películas y 4 series más–, la atmósfera que rige el fresco de historias cruzadas de Natasha y Degeneration es asfixiante. Filmadas cámara en mano, bajo unas consignas de naturalismo extremo y planteadas como una sucesión de largas secuencias de tensión continua, tanto la película como la serie pretenden abrir en canal las prácticas cotidianas de la vida comunista. Por ello, se mueven por el máximo de los escenarios del Instituto de Física de la Academia Rusa de las Ciencias, ya sea por los aquellos pensados para la vida pública –la cantina, el piso comunal o las instalaciones científicas– como  por los de la vida privada, ya sea porque la cámara se detiene en momentos íntimos, como el encuentro sexual de Natasha con un científico francés invitado al complejo, o porque se adentra en espacios secretos, como la sala de interrogatorios y torturas que se esconde en el sótano del instituto. 

DAU Natasha

Sin ánimo de desvelar más de lo necesario, y más allá de la incontinencia narrativa y del exhibicionismo gratuito de la violencia, que en ocasiones restan en vez de sumar, Khrzhanovski consigue, al menos en este par de trabajos, una musculosa reflexión sobre los vasos comunicantes entre aquel régimen y el actual sistema político de Putin. A medida que vamos adentrándonos en el día a día de los protagonistas, vamos comprendiendo con paciencia sus roles en ese pequeño microcosmos y encajando las piezas del caótico puzzle, no cuesta localizar equivalencias y paralelismos. 

Por ejemplo, el más obvio, las similitudes entre el coronel Azhippo y Maxim, dos caras de un mismo monstruo enviado por el poder en la sombra con el objetivo de poner férreos límites a una sociedad rusa con tendencia al exceso y la autodestrucción. No importa cuáles ni bajo qué ideologías se desplieguen. No cuesta imaginar la dupla Azhippo/ Maxim como un sosias, por otra parte, de Putin. Otro ejemplo más obtuso pero fascinante lo encontramos a partir del capítulo quinto de Degeneration, en la figura del matemático Dmitry Kaledin, interpretando una versión soviética ficticia de sí mismo. Khrzhanovski filma a este científico explicando a Azhippo sus lecciones, y tampoco es difícil asociar esas ideas algebraicas sobre los ciclos de vida de las sociedades con el giro que toma el relato de la serie y con, por otra parte, la deriva de la historia reciente de Rusia.   

Sea como fuere, la visión radical de esta empresa viene avalada por el debate en torno a su rodaje, que ha provocado reacciones en su contra desde la prensa internacional, así como por la censura que ha sufrido en Rusia. A Vladimir Putin el proyecto le ha parecido que difunde “pornografía y propaganda”, mientras que desde la crítica de cine se preguntan si realmente el fin justifica los medios. Quizá su ánimo para la provocación sensacionalista y frívola tenga que ver con ciertas reticencias por parte de la prensa especializada. En 2018, el gobierno de Alemania prohibió una performance de DAU que pretendía replicar el muro de Berlín con el fin de ofrecer la experiencia de los totalitarismos del pasado –con un coste de 6,6 millones de euros–; mientras que, en su presentación en París bajo este formato en 2019, en vez de entradas, los espectadores solicitaban un visado especial de visita. 

Además de Natasha y Degeneration, en la web del proyecto están disponibles previo pago los filmes DAU. String Theory, DAU. New Man, DAU Nikita Tanya, DAU. Brave People, DAU Katya Tanya, DAU. Three Days, y DAU. Nora Mother; una lista que irá incrementándose a lo largo de 2021 y el próximo año. Con todo, nadie sabe a ciencia cierta si ese mundo cuántico de la era soviética imaginado por Khrzhanovski llegará algún día a su fin o si seguirá hurgando en la herida ad infinitum