Un legalismo criminal
'Una confesión' es, en apariencia, un thriller, uno más de esos pulcros misterios que los ingleses facturan como rosquillas, pero hay mucho más
8 febrero, 2020 00:00Uno tiene cierta tendencia a llamar la atención del sufrido lector sobre series que pueden pasar fácilmente desapercibidas entre el aluvión de novedades que se registra en todas las plataformas de streaming, así que hoy me toca recomendarles la miniserie de seis capítulos Una confesión, excelente propuesta de la británica ITV que puede encontrarse en Movistar. Una confesión es, en apariencia, un thriller, uno más de esos pulcros misterios que los ingleses facturan como rosquillas.
Pero en realidad es un falso thriller, ya que, aunque hay dos víctimas (que se sepa) y un asesino (que es detenido en el segundo episodio), lo que aquí importa es el drama humano por partida doble de las madres de las chicas asesinadas y el policía que se salta una norma estúpida para conseguir enviar a la cárcel al responsable de los crímenes.
Según el protocolo PACE (Police And Criminal Evidence), si un sospechoso empieza a largar motu propio ante un agente de la ley lo que ha hecho, éste debe interrumpirle de inmediato, detenerlo, llevárselo a comisaría, permitirle recurrir a un abogado y, una vez cumplidos estos trámites, dejarle hablar.
El efecto indeseado de esta norma legal en principio garantista es que muchos criminales, en cuanto pillan a un abogado, callan como muertos, aseguran no recordar su iniciativa privada y resulta mucho más difícil enchironarlos. Consciente de ello, el inspector Steve Fulcher (un magnífico Martin Freeman, excelente en el drama, en la comedia y en la mezcla de ambos registros, como se pudo comprobar en las series Sherlock y Fargo), aprovecha las ganas de hablar de su sospechoso y se acaba buscando la ruina, pues la declaración privada no es admitida en un tribunal.
La legalidad (o el legalismo) solo puede acabar con la carrera de un policía ejemplar y amargar aún más la vida a la madre de una de las víctimas (Imelda Staunton), cuyo asesinato no llega ni a juzgarse por el modo en que lo dio a conocer quien lo perpetró.
Basada en un libro del propio Fulcher, Una confesión es un alegato contra la ley PACE, que al proteger al culpable puede desatender al inocente, así como una pertinente reflexión sobre el fin y los medios. Puede que, en otras situaciones, la Pace Act beneficie a pobres desgraciados dispuestos a meter la pata ante un policía vehemente, pero en el que nos ocupa se convierte en una serie de tragedias personales absolutamente injustas. Una confesión no es un thriller al uso.
Puede que ni siquiera sea un thriller. Pero sí es un excelente drama contemporáneo, muy bien escrito por Jeff Pope, y magníficamente interpretado por todo el elenco (no nos olvidemos de Siobhan Finneran, a la que descubrí en la estupenda serie Happy Valley, cuya tercera temporada sigo esperando con ansia no satisfecha hasta ahora), que ayuda a pensar sobre los límites o excesos de la ley y esa Pace Act que elimina para la policía británica ese concepto tan clásico de que la ocasión la pintan calva.