Larga vida a los Donovan
Concluyó en Movistar la cuarta temporada de Ray Donovan y uno ya espera con ansia la quinta para ver cómo avanza la vida de esa extraña familia de irlandeses de Boston trasplantados a Los Ángeles. Creo que entretendré la espera tragándome la segunda temporada, que me perdí en su momento y que Movistar ha tenido el detalle --¡por fin, el timing de esta gente deja mucho que desear!-- de colgar en sus archivos. De todo lo que he visto últimamente, la serie creada por Amy Biderman es lo que más me ha enganchado, y voy a tratar de explicarles por qué.
Me gusta 'Ray Donovan' porque es un thriller, pero también una comedia negra sobre una familia disfuncional
Me gusta Ray Donovan porque es un thriller, pero también una comedia negra sobre una familia disfuncional marcada por un padre presidiario --un magistral Jon Voight, a quien le ha caído en la vejez el papel de su vida-- que, intentando compensar a los suyos por sus largas ausencias y su peculiar estilo de vida, solo consigue empeorar las cosas hasta extremos inverosímiles. El protagonista de la ficción, Ray, es un fixer, una especie de Señor Lobo que se deshace del cadáver si te da por cargarte a alguien en el salón de tu casa y tienes dinero para contratarle. A veces no es más que un matón para ricos, poniendo en práctica todo lo que aprendió en las malas calles de su Boston natal. Lo interpreta Liev Schreiber en el que, probablemente, también es el papel de su vida: acusado frecuentemente de inexpresividad, el señor Schreiber ha encontrado en el estoico Ray Donovan un rol a su medida que hasta lleva a replantearse esas acusaciones de no tener más que una expresión y media. Ante la incompetencia de su progenitor, Ray es un hombre que se ha visto obligado a defender a los que ama: su mujer, sus hijos y sus catastróficos hermanos; sobre todo al pequeño, Bunchy, un simplón del que abusó un cura de niño y que nunca ha acabado de superarlo, aunque desde que no bebe y se ha casado con una luchadora de lucha libre mexicana esté algo más centradito.
En su línea de trabajo, Ray Donovan solo trata con indeseables, por más que intente separar su oficio de su hogar sin mucho éxito. Aunque la creadora de la serie es una mujer, los personajes masculinos predominan en la trama y están brillantemente trabajados. En ese sentido, la faceta humana del producto resulta de una solidez admirable, sin por ello descuidar el ritmo de lo que todo el mundo da por sentado que es un thriller. Hay más ficciones de mérito en la televisión norteamericana actual, pero pocas capaces de conseguir que el espectador se involucre en las andanzas de una familia ficticia que resulta de lo más real. Yo ya los considero unos parientes lejanos de los que quiero saberlo todo: espero que no tarde mucho en llegar la quinta entrega.