
'Oceano, 1936'
Edward Weston o como trascender la realidad a través del objetivo de una cámara
La Fundación Mapfre dedica una muestra en su espacio KBr de Barcelona al fotógrafo norteamericano, cuya obra parte del pictoralismo para explorar el proceso de revelación artística a través de imágenes puras y directas
La fotografía históricamente más relevante de Edward Weston (1886-1958) se titula Pimiento nº 30 y consiste en eso, en un pimiento. Dicho así, puede parecer una boutade dadaísta en la línea del urinario de Duchamp, las latas de mierda de artista de Piero Manzoni o del plátano de Maurizio Cattelan. Sin embargo, quien conozca la foto sabe que no van por ahí los tiros. Weston, que durante años llevó un diario muy interesante para conocer su senda estética, escribió: “Alguna vez he utilizado la expresión ʽhacer que un pimiento sea diferente de un pimiento'. Ahora me doy cuenta de que es una frase engañosa. No quería decir ʽdiferenteʻ, sino algo más que un pimiento, una intensificación de su propia e importante forma y textura, una revelación”.
Fotografiando pimientos y otras verduras, dunas californianas, trocos de árboles, nubes o desnudos femeninos, Weston consagró su exploración visual a esta intensificación capaz de provocar una revelación. Son los resultados de esta búsqueda los que le otorgaron un lugar destacado en la fotografía del siglo XX. Ahora la Fundación Mapfre le dedica en su espacio KBr de Barcelona una exposición antológica titulada La materia de las formas, abierta hasta el 31 de agosto.

Retrato de Edward Weston
Nacido en Highland Park, Illinois, cerca de Chicago, emigró a California y desarrolló allí su carrera profesional. En sus inicios aplicó los postulados estéticos del llamado pictorialismo (un ejemplo destacado de esta primera etapa es Prólogo a una primavera triste de 1920). Esta corriente buscaba validar la dimensión artística de la fotografía imitando a la pintura en la composición de los encuadres, las texturas y el modo de posar de los modelos.
1922 es un año crucial en su carrera, porque en un viaje a Nueva York conoce a Alfred Stieglitz, un fotógrafo clave en la superación del pictorialismo, creador del grupo Photo-Seccesion y de la revista Camera Work, y figura crucial en las vanguardias artísticas estadounidenses de esa época. Stieglitz estaba casado con Georgia O’Keeffe, a la que Weston también conoció en ese viaje, junto con otros pintores como Charles Sheeler (también notabilísimo fotógrafo).

'Weston Charis, Lake Ediza, 1937'
Sheeler, poco conocido en Europa, es autor de magníficos paisajes industriales en los que explora las geometrías, un asunto que desarrolla tanto en su obra pictórica como en la fotográfica. Y es justamente con paisajes industriales como Weston inicia en ese año 1922 la evolución desde el pictorialismo hacia otro tipo de fotografía.
Esta búsqueda culminará con la creación en 1932, en la zona de la bahía de San Francisco, del grupo f/64, junto con otros seis fotógrafos, entre los que hay al menos dos figuras de primera magnitud: Ansel Adams e Imogen Cunningham. Lo que proponen como superación del pictorialismo es lo que denominan fotografía pura o directa, cuyos postulados expusieron en un manifiesto.

'Weston Guadalupe Marín de Rivera, 1924'
El nombre del grupo hace referencia a una apertura del diafragma en cámaras de gran formato que permite obtener una gran profundidad de campo e imágenes de gran nitidez. La obra de los miembros del f/64 busca su condición artística a través del uso de recursos exclusivamente fotográficos, sin tratar de imitar a la pintura ni utilizar trucos de laboratorio. No buscan una fotografía documental, sino vanguardista: imágenes puras que partiendo de la realidad la trasciendan y generen una dimensión estética.
Lo expresa con claridad el pimiento de Weston. Un pimiento que sigue siendo identificable como tal -porque el fotógrafo no lo lleva a una dimensión abstracta mediante el encuadre-, pero al mismo tiempo trasciende el valor documental y se convierte en objeto de un trabajo formal con los claroscuros y la sinuosidad de las líneas. Hy quien habla incluso de una dimensión sensual, que también se le atribuye a las flores pintadas por Georgia O’Keeffe y a las fotografiadas por Imogen Cunningham.

'Pepper nº30, 1930'
Entre 1929 y 1930 Weston fotografió de manera insistente pimientos y llegó a la que consideró la imagen perfecta con el número 30. Trabajó con otras verduras y consiguió resultados subyugantes: una alcachofa cortada -que de nuevo recuerda a la carga sexual de las flores de O’Keeffe-; una cebolla partida por la mitad cuyos surcos parecen paisajes lunares; una col que, mediante la iluminación y el juego de claroscuros, se convierte en algo similar a una enigmática montaña sin dejar de ser una col; una seta, una calabaza … Los objetos fotografiados tienden hacia la abstracción y las formas puras, pero nunca llegan a perder del todo el asidero de su consistencia real.
Aplica el mismo criterio en varias fotografías de su wáter en la serie titulada Excusado. No estamos ante el urinario duchampiano como provocadora boutade, sino ante una plasmación de las curvas del mármol, de tal modo que un objeto anodino se convierte en una estructura con un valor formal. Volvamos a los diarios de Weston: “He estado fotografiando nuestro váter, ese receptáculo brillante y esmaltado de una belleza extraordinaria. Podría sospecharse humor cínico en el hecho de que yo aborde un tema así. ¡Pero no! Mi entusiasmo viene de una respuesta estética absoluta a la forma”.

'Weston Excusado, México, 1925'
Los mismos postulados le sirven para otras series, como la dedicada a las dunas de Oceano en California, las nubes, las caracolas o los troncos de árboles (con cumbres de una belleza apabullante como Tronco de árbol quemado o Tronco arrastrado por el mar, ambas de 1937).
Otra serie esencial de Weston son sus desnudos, en los que la referencia corporal nunca llega a perderse del todo, aunque en las imágenes más experimentales llega hasta el borde de la abstracción, como en las varias fotografías de la modelo de espaldas (tres versiones de Desnudo de 1925, 1926 y 1927). Acudamos de nuevo a sus diarios para entender sus indagaciones sobre el cuerpo: “F. se inclinó de forma acrobática -que podría considerarse artificial, pero para ella no lo es- hasta que sus pechos tocaron los muslos y sus brazos siguieron el movimiento hasta la base, completando una forma que tiene una solidez y una significación arquitectónicas. Mi mejor trabajo se parece más a la arquitectura y a la escultura que a la pintura”.

'Nude, 1936'
De esta serie destacan en especial dos obras. Por un lado, Desnudo flotando de 1939, en la que se establece un diálogo entre el cuerpo femenino -que parece flotar en el vacío- en una piscina y las estructuras arquitectónicas que lo rodean. Y por el otro, su foto más célebre junto con la del pimiento: el negativo 227N o Desnudo de 1936, en el que la modelo que posa es Charis Wilson.
La trayectoria de Weston no solo puede dividirse en función de sus series, sino también de las mujeres que ocuparon su vida en la cuádruple función de ayudante, modelo, musa y amante. En 1909 se casó con Flora May Chandler, que le dio cuatro hijos -uno de ellos, Brett Weston, primero ayudante de su padre en el revelado y después notable fotógrafo-, pero el matrimonio fue infeliz. En 1914 conoció a Margrette Mather y en 1919 a Tina Modotti. Con ella viajó a México y conoció a las grandes figuras de la cultura mexicana de la época, a las que retrató: Diego Rivera, Orozco, Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Guadalupe Marín -la segunda esposa de Rivera- y la visionaria pintora y poeta Nahui Olin (por cierto, no dejen de leer la estupenda novela que le dedicó Juan Bonilla: Totalidad sexual del cosmos).

'Prologue to a Sad Spring, 1920'
Weston vivió en México en dos estancias sucesivas entre 1923 y 1925, de aproximadamente un año cada una. En cambio, la fotógrafa y revolucionaria Modotti (a la que el KBr le dedicó una buena exposición en 2023) sí mantuvo un largo vínculo con el país. Fue expulsada tras verse involucrada por su amante -el siniestro comunista italiano y agente estalinista Vittorio Vidali- en el asesinato del líder estudiantil cubano Julio Antonio Mella, pero regresó y allí murió de un paro cardiaco en un taxi en 1942, con solo 45 años.
En 1934 Weston conoció a Charis Wilson, su ayudante en la serie de las dunas y la modelo en muchos desnudos, con la que se acabó casando. El legado que dejó Edward Weston ocupa un lugar distinguido en la fotografía del siglo XX. Su búsqueda estética queda resumida en esta entrada del diario: “La fotografía es el vehículo para captar el instante, no cualquier instante, sino el importante, ese instante fuera del tiempo en el que el objeto retratado se revela en su plenitud, ese instante de perfección que solo sucede una vez y es irrepetible”.