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Historia

Así es el rincón de Cataluña donde conviven la ingeniería romana y una de las leyendas más oscuras del Diablo

Un enclave único que combina siglos de historia, un entorno imponente y un relato popular que aún hoy intriga a quienes lo visitan

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Cataluña es un territorio con gran carga cultural. Muchos rincones de la comunidad autónoma tienen peso histórico. Su arquitectura, su paisaje o sus tradiciones acostumbran a ser los reclamos más habituales. La época medieval dejó su marca en numerosos municipios. También lo hizo el Imperio Romano.

La conexión entre Roma y Cataluña era importante gracias al vínculo directo a través del Mediterráneo. Ese legado sigue visible en distintos puntos del territorio. No obstante, en el corazón de la autonomía hay un elemento con una historia muy particular. Mezcla la obra de la potencia italiana con un pacto con el mismísimo Diablo.

Año 10 a.C.

El Puente del Diablo de Martorell es una de las estructuras más reconocidas de Cataluña. Une Castellbisbal con el mencionado municipio, sobre el río Llobregat. Su construcción tuvo lugar en torno al año 10 antes de Cristo, erigido por el Imperio Romano. Es un Bien de Interés Cultural con categoría de monumento desde 1925. Ha vivido varias remodelaciones, la última en 1963.

Puente del Diablo en el año 1860

Puente del Diablo en el año 1860 Charles Clifford

Formaba parte de la Vía Augusta, la calzada que unía Roma con Cádiz. Facilitaba el tránsito de mercancías y la administración del Imperio. Aunque ha sufrido daños y reconstrucciones a lo largo de los siglos, conserva la base romana que lo convirtió en un punto estratégico.

Leyenda del diablo

La estructura está sostenida por sólidos cimientos. No obstante, hay una leyenda que añade un componente simbólico. A pesar de la autoría romana, el mito atribuye la construcción al Diablo. Existen varias versiones, pero todas coinciden en el mismo argumento.

Puente del diablo en Martorell

Puente del diablo en Martorell Wikipedia

Los vecinos de Martorell, angustiados por las crecidas del río, aceptaron un trato con él: levantaría un puente a cambio del alma del primero que lo cruzara. Tras completar la obra, el Diablo reclamó su premio. Sin embargo, los habitantes hicieron pasar a un gato negro. Esa fue el alma que obtuvo. Tras descubrir el engaño, lanzó un grito furioso y desapareció.

Un símbolo presente en la memoria local

Con el paso del tiempo, la leyenda se integró en la identidad de Martorell. El relato se transmitió de generación en generación y hoy forma parte de visitas guiadas y actividades culturales. La historia aporta un elemento narrativo que complementa el valor material del puente y lo distingue dentro del patrimonio romano catalán.

Estudios folclóricos han recogido variaciones del mito, lo que demuestra su arraigo. Algunas versiones sustituyen al gato por un perro o un animal de granja, pero todas coinciden en la victoria de la astucia humana frente a un poder aparentemente invencible. Ese mensaje ha reforzado la singularidad del enclave.

Conservación y restauraciones recientes

En las últimas décadas, el puente ha sido objeto de intervenciones destinadas a garantizar su estabilidad. Se han consolidado muros, revisado terrenos y protegido la zona frente a la erosión. Cada actuación se ha realizado con criterios patrimoniales, evitando alterar elementos originales.

Las administraciones locales han impulsado proyectos de mantenimiento periódicos para asegurar que el puente continúe siendo visitable sin perder autenticidad. Estas medidas han permitido que el conjunto siga en buenas condiciones pese al desgaste natural de una construcción milenaria.

Un entorno que suma valor

El paisaje que rodea el puente contribuye a su atractivo. El tramo del Llobregat que pasa bajo su arco permite observar cómo la estructura se integra en el entorno. La vegetación de ribera y los caminos cercanos lo convierten en un lugar adecuado para paseos cortos y salidas fotográficas.

El área cuenta con restos de trazados antiguos vinculados a rutas comerciales. Estos vestigios forman un conjunto patrimonial que ayuda a contextualizar el papel del puente dentro del territorio. Para muchos visitantes, el recorrido es una manera accesible de acercarse a la historia.

Un punto clave para entender el pasado catalán

Los especialistas en arqueología consideran el puente una pieza útil para explicar cómo evolucionó la movilidad en Cataluña. Su ubicación y transformaciones permiten reconstruir la vida cotidiana en época romana y medieval. La combinación de documentación y evidencias físicas facilita la labor educativa en centros y museos.

Por ese motivo, se ha convertido en un recurso habitual para proyectos escolares y actividades divulgativas. La historia del puente, unida a su leyenda, muestra cómo conviven realidad y mito dentro del patrimonio catalán. Esa dualidad mantiene su relevancia hoy en día.