
El curioso edificio modernista rodeado de cerdos, la Farinera de Vic MNACTEC
El curioso edificio modernista rodeado de cerdos: un desconocido tesoro del siglo XIX a una hora de Barcelona
Esta joya arquitectónica, conocida como harinera, alberga ahora un prestigioso centro educativo
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El modernismo no se acaba en Gaudí ni en Barcelona. El mismo arquitecto de la Sagrada Familia tiene obras fuera de la capital catalana e incluso de Cataluña, como también otros grandes nombres de esta corriente artística como Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y Enric Sagnier.
Este último es conocido especialmente por los centenares de edificios que erigió en la ciudad condal, sin embargo, hay uno que brilla por encima del resto a 75 kilómetros de la ciudad. Allí, en Vic, se encuentra un imponente edificio que hoy alberga el Centre d’Arts Visuals La Farinera.
Este espacio cultural y educativo luce de forma especial. Su tono crudo con marcos granate le dan un aire imponente. Aunque si algo sorprende es que su fachada está decorada también con decenas de cerdos esculpidos. ¿No era una antigua harinera como bien indica su nombre?
La respuesta correcta sería un sí, también. Este edificio, en realidad, fue construido para acoger una fábrica de embutidos. Y lo fue durante algunos años. De allí que haya cerdos que decoren su fachada.
Los cambios de la fábrica
Más adelante se convirtió en una fábrica de género de punto de los almacenes El Águila. Y ya, a partir de la década de 1930, fue una famosa harinera, que funcionó hasta 2006.
Claro que si por algo destaca La Farinera de Vic es por su modernismo contenido. El edificio fue diseñado entre 1896 y 1897 por Enric Sagnier, uno de los grandes nombres de esta corriente en Cataluña, a pesar de ser menos conocido que sus coetáneos Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch.
Una reforma modernista
La iniciativa fue del industrial Joan Torra, quien deseaba una construcción singular para su fábrica de salchichones. El encargo fue ejecutado por el arquitecto modernista en colaboración con el maestro de obras Josep Ylla i Cortinas. El resultado es una obra que se sitúa entre el clasicismo y un modernismo contenido, de gran riqueza decorativa y potente presencia urbana.
De aquella primera etapa como fábrica se conservan los esgrafiados florales en los alféizares de las ventanas, pero sobre todo destacan los cerdos y jabalíes --más de cincuenta repartidos por todas las fachadas--, símbolo explícito del producto estrella de la fábrica: el embutido.
Cómo es la fábrica
Esta ornamentación, lejos de resultar grotesca, se integra con elegancia en el conjunto gracias a la policromía rosada del estuco, en alusión al color del animal. Además, el edificio entero parece bañado en un tono almagra que ha acabado por definir su personalidad cromática.
La fábrica es de unas grandes dimensiones. Tiene una planta rectangular de 33 por 17 metros, con cuerpos más elevados en los extremos y el centro, y un semisótano que se suma a sus cuatro alturas.

Fachada de la Farinera de Vic
La cubierta es a dos aguas, con teja árabe, y en la fachada norte se adosa una torre de planta cuadrada, más alta que el resto del edificio, rematada por una cúpula almenada que recuerda a la torre de un castillo.
En su interior se encuentra la escalera principal, construida con la misma robustez que el resto del edificio. Esta torre refuerza el carácter fabril y al mismo tiempo ornamental de la obra.
Una decoración especial
La simetría domina todas las fachadas, articuladas a través de un eje central y con un equilibrio de elementos ornamentales que combina ladrillo visto y estucado, en una composición de gran armonía.
Las barandillas de los cuerpos superiores están decoradas con esculturas animales y motivos vegetales, mientras que las ventanas son rectangulares y las puertas presentan arcos rebajados. El tratamiento de las superficies, con esgrafiados de diferentes épocas, narra visualmente la evolución del uso del edificio.
Nuevos cambios
Parte de esa decoración se mantiene e incluso se añadió otra nueva. En 1930, la fábrica fue adquirida por el empresario Esteve Costa, quien la reconvirtió en una harinera.
Con el nuevo uso llegó también una nueva iconografía: espigas de trigo, escenas agrícolas, y la presencia destacada de Sant Jordi en la fachada este, representado en una escultura de piedra de Pere Puntí i Terra.
De harinera a escuela
Fue entonces cuando el edificio adoptó el apelativo de Farinera Sant Jordi, en honor al patrón catalán, y más tarde, en 1956, se renombró como Farinera Catalana, nombre que mantuvo hasta el cierre de la actividad industrial en 2007.
Aunque el interior ha sido completamente renovado para adaptarse a su nueva función cultural y formativa, aún pueden encontrarse restos de esgrafiados florales, columnas de hierro fundido y otros elementos que recuerdan su pasado industrial. Es el caso del tobogán negro de hierro en forma de espiral por donde bajaban los sacos de harina y que todavía sorprende a sus visitantes.
La última rehabilitación llevada a cabo en 2009 por el equipo de arquitectos Garcés –de Seta– Bonet respetó al máximo la envolvente original, manteniendo la coherencia estética de sus distintas etapas.
Una casa extra
Adyacente a la fábrica se encuentra la llamada Casa dels Masovers o del Director, una construcción más discreta, de planta baja y un piso, con cubierta a dos aguas y tejado de cerámica árabe.
Su fachada que da a la calle Bisbe Morgades destaca por una galería de grandes dimensiones con tejado propio, mientras que en la calle Vilabella forma una terraza. La reja exterior, los esgrafiados y la decoración de los aleros la vinculan estilísticamente al edificio principal, formando un conjunto coherente y armónico.
Cómo llegar
Para quienes quieran conocer esta joya modernista, llegar desde Girona en coche supone aproximadamente una hora de viaje. El trayecto suele hacerse por la C-25, también conocida como Eix Transversal, que lleva hasta Vic.
Desde Barcelona, el viaje en coche hasta La Farinera dura en torno a una hora y cuarto. La ruta más directa es por la C-17, una autovía cómoda que conecta la capital catalana con Vic. A la entrada de la ciudad, basta seguir las indicaciones hacia el centro urbano y buscar las calles Bisbe Morgades o Vilabella.