Adiós a Facebook: el cierre provoca el despido de más de 2.000 personas en Barcelona

A pesar de las polémicas, críticas y caída de usuarios, la noticia ha sorprendido igual. Facebook echa el cierre en Barcelona y deja a 2.000 personas sin empleo.

La noticia saltó el pasado 3 de abril. La compañía Telus, subcontratada por el gigante estadounidense Meta para filtrar los contenidos de las redes sociales Facebook e Instagram, anunció el fin de la actividad a sus trabajadores contratados en la capital catalana.

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La noticia, que hace unos años hizo pensar en la posibilidad de que Barcelona se convirtiera en una capital tecnológica mundial, se fue desinflando con el tiempo. Fueron varias las quejas de los trabajadores de la empresa por tener que ver imágenes que les causaba secuelas psicológicas. 

Una trabajadora de la compañía narra a Metrópoli Abierta las secuelas psicológicas que entraña el trabajo. Cuando entró a trabajar, a los pocos días se topó con un video en el que un hombre que "saltaba desde lo alto de un balcón quedaba con la cabeza atravesada contra un bolardo".

Un duro trabajo

Ella y sus compañeros son los que evitan que circulen imágenes y videos de decapitaciones, pornografía infantil, zoofilia o asesinatos después de un primer filtrado hecho por una Inteligencia Artificial.

A pesar de que el servicio se mantiene, desde la llegada de Trump al poder, Mark Zuckerberg, responsable y creador de Meta, ya dijo que iba a despreocuparse del contenido falso publicado en las redes sociales de su grupo. Y eso ha implicado recortes.

Problemas en Barcelona

En cualquier caso, los problemas en Barcelona siempre fueron otros. Las condiciones de trabajo, hicieron que esa primera buena noticia de la llegada de Facebook a la Torre Glòries, se convirtiera en una horrible pesadilla para sus empleados. 

Tal y como desgrana el testimonio de Metropoli, "se presionaba al empleado para que cada vez viera más vídeos. Solo podíamos levantarnos 5 minutos por hora del asiento". Aunque “no todo era malo”, señala que tenían "tiempo muy limitado para ir al baño y solo 20 minutos para comer. Era consumir y clasificar contenido sin parar", recuerda.

Torre Glòries

Sorpresa para los trabajadores

Ella, por suerte, ya está fuera, pero fueron muchos los que se quedaron y, además de tener que vídeos de todo tipo durante todo este tiempo, se encuentran con la noticia del cierre.

A muchos les ha pillado por sorpresa. Los trabajadores están a fecha de hoy con permiso retribuido y no pueden acceder a las instalaciones, señala La Vanguardia. 

Qué dice la empresa

La empresa Telus, por su parte, apenas hace referencia a las condiciones laborales de sus trabajadores a la hora de hablar del cierre. La empresa ha notificado a la plantilla que ha sido "el cliente", es decir, Meta, quien ha tomado la decisión de prescindir de CCC (Telus) para la moderación de contenidos.

La compañía alega que sus clientes están "diversificando su presencia y trasladando sus servicios a otras ubicaciones".

Demandas a Facebook

A pesar de todo, y como es conocido por muchos, en la decisión de Meta confluyen diversos factores: por un lado, las demandas laborales y salariales que han debido afrontar desde que en 2018 se instalaran (primero como CCC, posteriormente absorbida por el grupo canadiense Telus) en la ciudad.

A las continuas bajas por los efectos mentales causados por los contenidos que debían moderar se sumó más recientemente un conflicto por el desequilibrio salarial que existía entre los moderadores de contenidos en español y en lenguas menos habladas, como las del norte de Europa, según el diario.

Futuro incierto

En una sentencia reciente, un juez de Barcelona estimó que las empresas de moderación de contenido son responsables de las secuelas mentales que padecen sus empleados. La denuncia fue presentada por un extrabajador que está bajo tratamiento desde hace cinco años como consecuencia de su trabajo revisando contenido en Facebook e Instagram.

A pesar de todo, la empresa continuaba su ejercicio con normalidad. Hasta este 3 de abril. Desde entonces los trabajadores quedan exentos de trabajar temporalmente. Hasta que se concluya un periodo de negociaciones entre la misma compañía y el comité de empresa, los empleados de las oficinas de Barcelona viven con una intranquilidad: su incierto futuro.