La casa modernista olvidada a media hora de Barcelona: no es Gaudí, pero se le parece
- Este increíble edificio alojó a una de las familias nobles más importantes de la industria textil
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No todo el arte modernista está en Barcelona, de la misma manera que el modernismo no se acaba en Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner. Hay muchos más arquitectos, otras ciudades y otras obras que no aparecen en las guías turísticas, pero tienen el mismo valor que las más famosas.
Esto es lo que sucede con un edificio oculto en el corazón de Terrassa y que desde hace más de un siglo luce majestuoso en la ciudad. Conocido como la Casa Alegre de Sagrera, este edificio encapsula el espíritu del modernismo catalán.
Quién vivió allí
Pese a su importancia arquitectónica e histórica, es menos conocido que las obras de los grandes genios, pero muchos secretos. Este edificio fue construido originalmente a principios del siglo XIX como residencia privada de la familia Sagrera.
Era una casa señorial corriente, hasta que en 1911, gracias al talento del arquitecto Melcior Vinyals, la casa fue completamente transformada hasta convertirse en un ejemplo representativo de la vivienda burguesa industrial de la época. Allí vivieron otros nobles. Los Sagrera se emparentaron también con los Fontanals, que pasaron a habitar la planta superior a partir de 1930.
De quién es la casa
La época oscura de la Casa Alegre llegó un poco más adelante. A mediados del siglo XX, la industria textil empezó a decaer y muchas familias que vivieron de esto perdieron sus fortunas. Así, en 1973, el edificio pasó a manos del Ayuntamiento de Terrassa gracias a la ayuda de la Caja de Ahorros de Terrassa.
Pasar a manos públicas ha permitido que este edificio modernista se mantenga en pie y que la ciudadanía pueda conocer esta construcción única de la ciudad. Y es que este inmueble, además de ser un ejemplo de arquitectura modernista, también recuerda la historia de la industria y las familias catalanas.
Cómo es la casa
Pero más allá de su pasado, la Casa Alegre tiene mucho presente. Y belleza. Su fachada es una declaración visual de modernismo y eclecticismo. Consta de un cuerpo central flanqueado por dos alas laterales que forman una estructura en U.
Destacan también los balcones del primer piso, elaborados en hierro forjado con un estilo puramente modernista, y las ventanas en forma de galería del segundo piso, cuyo diseño se atribuye, aunque sin documentación que lo confirme, a Josep Puig i Cadafalch. Sobre la fachada, un relieve de Alexandre de Riquer narra las proezas de Joaquim de Sagrera, héroe de la Guerra del Francés y quien vivió allí. Otro de sus trabajos decora el comedor con un plafón pintado en 1901 para el Instituto Industrial de Terrassa.
El interior de la casa, reconvertido en museo desde 1973 tras ser adquirido por el Ayuntamiento de Terrassa, conserva buena parte de su mobiliario original, además de colecciones de arte y elementos decorativos de gran relevancia. Al acceder, la escalera noble deja atónito con su esqueleto de madera. Este espacio lleva a los salones del siglo XIX, cuyos techos decorados presentan temas como la conquista de México y pasajes bíblicos.
El salón principal se abre a una galería adornada con vitrales modernistas que da al patio y a los jardines. Las pinturas murales de Pere Viver en este salón reflejan la opulencia cultural de la época.
La importancia del jardín
Por último, los jardines y el patio, abiertos al público, son un refugio en pleno centro de Terrassa. En ellos, los visitantes pueden apreciar la continuidad del diseño modernista en un entorno natural cuidadosamente integrado.
Esta parte está abierta al público desde hace años, pero la casa, también. Poco después de que el Ayuntamiento se hiciera con la propiedad de la casa, la acondicionó con las obras existentes y el valor arquitectónico, histórico y cultural que posee para abrir allí un museo.
Una casa modernista convertida en museo
Así, quien ahora visita la Casa Alegra de Sagrera, puede disfrutar de colecciones de artistas como Fèlix Mestres, Laureano Barrau, y Carlos Baca-Flor, así como una notable colección de cerámica oriental. Destacan también las salas dedicadas a figuras locales como los escritores Agustí Bartra y Ferran Canyameres, y el dibujante Mateu Avellaneda.
En su nueva versión de museo, destaca un módulo multisensorial denominado "La Mirada Táctil", diseñado especialmente para visitantes con dificultades visuales o movilidad reducida, lo que refuerza su compromiso con la accesibilidad y la inclusión. Un ejemplo de cómo arte, pasado y presente conviven en armonía.
Cómo llegar
Desde Barcelona, se tarda media hora en llegar en coche. La autopista C-58 conecta directamente con la ciudad del Vallès. Una vez en la ciudad se debe seguir las indicaciones hacia el centro urbano y la calle de la Font Vella, donde se encuentra este edificio olvidado.
Otra opción es ir en transporte público. La línea S1 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) ofrece conexión directa con Terrassa. Se tarda unos 50 minutos en llegar a la parada de Terrassa Rambla y se deben añadir otros 10 minutos hasta llegar andando a la Casa Alegre de Sagrera.