Así es el Castillo del Baró de les Quatre Torres, en Tarragona

Así es el Castillo del Baró de les Quatre Torres, en Tarragona Diputació de Tarragona

Historia

El desconocido castillo medieval de Tarragona: una joya del siglo XI que esconde uno de los grandes secretos de Cataluña

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Tamarit, Miravet o El Catllar son sólo algunos de los castillos que se esconden en la provincia de Tarragona. Si esta ciudad se hizo famosa en la época romana, su territorio y sus dominios se fueron expandiendo a lo largo de la historia. Tierras que se acabaron protegiendo con fortificaciones como estas. Y no son las únicas.

Menos conocido que todos estos, es un castillo que se encuentra en un escondido pueblo de 625 habitantes. Allí, en un rincón del interior de esta provincia situada al sur de Cataluña, se erige una joya que data del siglo XI y que guarda entre sus muros siglos de historia y un secreto poco conocido, el castillo de La Nou de Gaià o del Baró de les Quatre Torres

Fundación del castillo

Aunque su apariencia actual hace desconfiar al visitante que se encuentra frente a un castillo, esta fortaleza encarna la esencia de un territorio marcado por la defensa, el poder feudal y las tradiciones religiosas

La primera mención documentada del castillo de la Nou data del año 1011, cuando se cita como "ipsum kastelar que dicunt Nuce", es decir, “el mismísimo castillo que llaman Nuce”. Esto no hace otra cosa que sugerir la existencia de un kastelar o estructura fortificada que dominaba el territorio por aquellos tiempos. 

Punto estratégico

Durante el siglo XI, este enclave estratégico era un límite meridional vinculado al castillo de Albinyana y a las posesiones de poderosos linajes como los Viver y los Claramunt, senyala l’Enciclopèdia catalana

La Nou de Gaià jugó un papel importante en la consolidación de la Cataluña vieja, una época en la que las tierras fronterizas estaban en constante lucha entre musulmanes y cristianos. Ya en el siglo XIV, el castillo y el pueblo quedaron bajo el dominio de la familia Requesens, señores de Altafulla, que lo integraron en su órbita feudal. 

De castillo a casa señorial

En el año 1472, la fortificación pasó a manos de los Castellet, una saga que gobernó estas tierras hasta la llegada de los Corbera-Santcliment. Finalmente, en el siglo XVII, la familia Montserrat adquirió la baronía, que más tarde heredaron los Suelves. Ellos fueron quien le dieron una función nueva a las paredes de la fortaleza, pasando de ser un edificio defensivo a una casa pairal o señorial

A mediados del siglo XIX, con la abolición de las jurisdicciones señoriales, el castillo perdió su función original. Fue adquirido por Francesc de Montserrat, marqués de Tamarit, y su familia mantuvo la jurisdicción hasta el final de los señoríos, en el año 1837. Unos años después pasó a ser la residencia señorial de los barones de las Quatre Torres, de quien mantiene su nombre. 

Un castillo abierto al público

Si hasta finales del siglo XX, el castillo de la Nou de Gaià era una casa noble, ya en 1982 pasó a manos del Ayuntamiento por donación de su último propietario, el marqués de Nules. Ya entrado el siglo XXI y fruto de diversas transformaciones a lo largo del tiempo, esta fortaleza pasó a ser en centro cultural en 2006.

Ahora, apenas queda rastro del castillo. Este espacio público apenas mantiene dos torres gemelas, chatas, que hace dudar de que en un tiempo el castillo del Baró de les Quatre Torres fuera precisamente eso, una fortaleza. A pesar de todo, el castillo es un símbolo de la evolución histórica de la región y de las familias que lo gobernaron durante generaciones.

Moderno y románico

El edificio actúa es ahora una construcción relativamente moderna aunque aún conserva vestigios del antiguo castillo románico. Situado en el mismo emplazamiento que la fortaleza original, esta casa señorial y exclusiva ahora alberga eventos y actividades que buscan revitalizar la memoria histórica del municipio.

A pesar de todo, el castillo sigue siendo uno de los grandes reclamos de La Nou de Gaià, no solo por su historia milenaria, sino por un detalle único que esconde entre sus muros: una virgen que parece estar fuera de lugar,  la Virgen de las Nieves.

El secreto del castillo

La presencia de una escultura dedicada a esta madre de Dios guarda además una conexión con una de las corrientes artísticas más arraigadas y famosas de Cataluña. Y es que la talla de esta figura es una obra modernista del escultor tarraconense Eustaqui Vallès

En cualquier caso, esta figura, de gran valor simbólico, guarda una antigua tradición vinculada a una de las prácticas más devotas del cristianismo: el Voto del Pueblo. Esta costumbre consistía en encomendarse a un santo o virgen para pedir protección ante calamidades naturales.

Una petición a la virgen

En el caso de La Nou de Gaià, la historia se remonta a 1816, cuando el municipio sufrió cuatro años consecutivos de granizo, que arruinaron las cosechas de uva, base económica de la región. Desesperados, los habitantes del pueblo decidieron encomendarse a la Virgen de las Nieves, a quien atribuyeron la protección que los salvó de aquella adversidad.

Un siglo después, en conmemoración de ese voto, los vecinos encargaron un monumento modernista a Eustaqui Vallès, que permanece hasta hoy en el castillo como un testimonio de fe y tradición.