El castillo de medieval de Cataluña convertido en polo gastronómico y cultural: explotó durante la Guerra Civil
- Esta fortificación abre sus puertas a banquetes, eventos privados y rodajes
- Más información: Ni Italia ni Suiza, la fortificación militar más grande del mundo está en la península ibérica: es Patrimonio de la UNESCO
Noticias relacionadas
- El mejor pueblo para ir de compras de Cataluña: tiendas de lujo y un castillo medieval impresionante
- Ni Badalona ni Vigo: esta es la ciudad de Cataluña que ha gastado más 280.000 euros en las luces de Navidad en 2024
- Este es el colegio de Barcelona donde estudió Dani de la Orden: concertado, multilingüe y con casi 100 años de historia
Los castillos en Cataluña se cuentan por centenares, de hecho superan con creces el más de medio millón. Cada uno tiene su particular historia, pero pocos pueden decir que sobrevivieron a una explosión de la Guerra Civil, que son las bodegas más antiguas de Cataluña en embotellar vino y que se han convertido en polo gastronómico y cultural.
El lugar en cuestión es el Castell del Remei, un edificio con casi dos milenios de historia ubicado en el municipio de Penelles (Lleida) que es ya un símbolo del patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de Cataluña. A pesar del paso de los años, este enclave combina la forma del antiguo castillo, su santuario religioso y una tradición vitivinícola única.
Auge en la Edad Media
Originalmente conocido como Choris en época romana, adoptó nombres como Torre del Bisbe en la Edad Media y finalmente Torre del Remei tras diversas transformaciones. Ha sido propiedad de figuras influyentes como el Comtat d’Urgell, el Bisbat de Solsona y, más recientemente, de la familia Girona, representantes de la alta burguesía catalana.
En el siglo XIX, bajo la propiedad de Ignasi de Girona i Targa y su hijo, el castillo se modernizó para convertirse en una de las mayores fincas de regadío de Cataluña. Se incorporaron avances técnicos como un molino, una destilería, una botellería y una ferrería, muchos de los cuales aún pueden verse hoy. Los problemas llegaron en el siglo XX.
Explosión en la Guerra Civil
Uno de los episodios más oscuros en la historia del Castell del Remei ocurrió durante la Guerra Civil, cuando la finca fue utilizada como polvorín por el ejército franquista. El 20 de enero de 1939, en plena ofensiva para ocupar Cataluña, un depósito de municiones almacenado en el castillo explotó mientras se cargaba un camión con bombas de mano y proyectiles de mortero.
La explosión fue devastadora. Causó la muerte de 87 personas, entre ellas 81 militares y 6 civiles, incluidos niños pequeños que dormían cerca del lugar del siniestro.
La tragedia dejó una huella imborrable en la memoria colectiva. Los civiles fallecidos fueron enterrados en localidades cercanas, mientras que los militares descansan en el cementerio de Castellserà.
A pesar de la explosión, la guerra y la posguerra, la fortificación salió adelante. Pudo superar la desgracia y, gracias a que no detuvo su producción de vino, se recompuso. A día de hoy, cuesta creer que se vivió algo así.
El castillo, hoy
El Castell del Remei actual es un edificio de planta cuadrangular con cuatro torres circulares añadidas a finales del siglo XIX por la familia Girona. Construido en torno a un patio central, cuenta con tres niveles: planta baja y dos pisos superiores.
Las fachadas de la planta baja están hechas de piedra oscura, mientras que las superiores están revestidas de estuco blanco. Las torres, coronadas por merlones rectangulares, aportan un aire señorial que recuerda a la arquitectura medieval.
El interior del castillo conserva una planta noble decorada con mobiliario original de la época, lo que permite a los visitantes transportarse al siglo XIX. Con 33 dormitorios, además de salones, cocinas y baños, el castillo refleja la grandiosidad y funcionalidad que caracterizaron su diseño.
La iglesia
Junto al castillo se encuentra el Santuario de la Mare de Déu del Remei, un templo neorrenacentista construido en la década de 1950. Este santuario reemplaza una iglesia anterior destruida durante la Guerra Civil y fue diseñado por el arquitecto Antoni Fisas Planas.
La estructura, de planta de cruz latina, incluye una cúpula central y frescos realizados por Josep Obiols Palau, uno de los artistas más destacados del Noucentisme catalán.
Los frescos representan escenas bíblicas y alegorías de la vida rural, destacando la relación entre la Virgen y la agricultura, esencial para la región. También incluye un cambril que alberga una figura de la Mare de Déu del Remei, esculpida en madera por Josep Maria Camps Arnau.
El santuario tiene capacidad para 200 personas y sigue siendo un lugar activo para ceremonias religiosas, especialmente durante la Festa Major del Castell del Remei, celebrada cada segundo domingo de octubre.
Una bodega única
Pero si hay algo por lo que hoy es conocido el Castell del Remei es por su bodega. Elaborando vino desde la época romana, su bodega tiene el título de ser la más antigua de Cataluña dedicada a la elaboración y etiquetado de vinos de crianza.
Desde 1780 hay constancia de actividad vitivinícola en la finca, y su producción sigue siendo un elemento central de la economía y cultura locales. Construida siguiendo el modelo francés tipo bordelés, la bodega cuenta con la Sala Gran de Bótes, que destaca por su imponente bóveda catalana, una de las más grandes de Europa.
Sus viñedos, además, forman parte de la Denominación de Origen Costers del Segre y pueden visitarse. Desde hace años, el castillo ha abierto sus puertas y ofrece entrar a conocer su historia desde sus entrañas. Y luego, tomar un vino.
El Castell del Remei, después de dos milenios de existencia, no sólo ofrece historia y cata de vinos. Sus instalaciones se alquilan también para banquetes, eventos e incluso rodajes.