Desde hace unos años National Geographic no deja de mirar a Cataluña. Su historia, su arquitectura y su arte enamoran a una de las revistas más prestigiosas a nivel internacional.
Una de las últimas obras que ha captado el interés de la publicación es una iglesia oculta dentro de un monasterio que pasa desapercibida en el centro de Barcelona. Se encuentra en el multicultural y mítico Raval, el antiguo barrio Chino. Aunque el templo es todavía mucho más antiguo.
Diez siglos de historia
Esta pequeña y discreta iglesia románica conocida como Sant Pau del Camp ofrece un remanso de paz en medio de la ciudad. Ubicada en la calle Sant Pau, es uno de los edificios más antiguos de la actual capital catalana, un testimonio de la Barcelona de los conventos y del arte románico temprano.
Su fundación data del siglo XI, aunque existen referencias documentales desde el año 977. Su particular nombre dice mucho de su original emplazamiento, por aquellos tiempos, el templo religioso se situaba extramuros de Barcelona, en medio del campo, un factor que añade curiosidad por saber más de su historia.
Año de construcción
A diferencia de otros templos barceloneses de su época, Sant Pau del Camp conserva gran parte de su estructura original, lo cual es especialmente relevante si se compara con otros edificios antiguos, como la iglesia de Sant Just i Pastor, que si bien es técnicamente la iglesia más antigua de Barcelona, ya no quedan elementos románicos ni originales de lo que fue. Al contrario de lo que pasa con Sant Pau.
De todos modos, poco se sabe de la fundación de la iglesia que atrapa a National Geographic. Se estima que la fundación del monasterio está ligada a una lápida sepulcral hallada en su interior, perteneciente al conde de Barcelona Guifré II Borrell, fallecido el 26 de abril del año 911. Este noble, según se cree, impulsó la construcción del templo para albergar una comunidad de monjes benedictinos, aunque la edificación se erigió sobre los restos de un edificio religioso anterior.
Cómo es
Su diseño responde a un estilo románico lombardo, caracterizado por una estructura sencilla y sobria, que muestra el carácter primitivo de este estilo artístico. La iglesia que hay en su interior presenta una planta de cruz, con tres ábsides y una nave que destaca por su sobriedad decorativa.
En el exterior, la estructura cuenta con una cenefa de arcos ciegos que se apoya sobre relieves en forma de cabezas. La puerta principal de la iglesia, con su arco de medio punto, da acceso a un interior en penumbra que invita a la contemplación silenciosa.
El diseño del edificio, aunque aparentemente sencillo, es irregular en varios aspectos. La nave pierde alineación desde el crucero, y el ábside norte también está levemente desviado. En el cruce de la nave y el transepto, una cúpula cuadrada que se convierte en octogonal mediante trompas culmina el espacio; esta estructura cuenta con cuatro ventanas circulares y se exhibe como un cuerpo octogonal sobre base cuadrada.
Por su parte, el claustro es, probablemente, el elemento arquitectónico más distintivo de Sant Pau del Camp. Situado al sur de la iglesia, tiene una disposición cuadrada con un pilar en cada ángulo y varios pilares adicionales distribuidos en las galerías. Entre los pilares se alzan arcos lobulados que muestran variaciones de tres y cinco lóbulos, una característica singular que aporta dinamismo al espacio.
Atractivo curioso
Uno de los elementos que causan mayor atracción y asombro a los visitantes son los capiteles de las columnas del claustro. Son una fuente de rica ornamentación, con motivos que varían desde patrones vegetales hasta figuras de animales fantásticos. Pero si hay dos que destacan especialmente son: uno que muestra a Adán y Eva junto al árbol del pecado y la serpiente, y otro representa a una mujer acosada por sapos que devoran sus pechos, una escena de intensa carga simbólica.
La portada de la iglesia también merece atención especial. Dos columnas la flanquean y, en sus capiteles, hay detalles que podrían remontarse a los siglos VI o VII. Entre las columnas, un dintel con una inscripción de difícil lectura aporta un toque de misterio.
Bien de Interés Cultural
En el tímpano, se encuentra un relieve de Cristo en compañía de los santos Pedro y Pablo, rodeado por los símbolos de los Evangelistas: el león de San Marcos, el toro de San Lucas, el ángel de San Mateo y el águila de San Juan. Un relieve circular de la mano de Dios corona la composición, agregando un último detalle a este conjunto.
Lo curioso de todo ello es cómo Sant Pau del Camp ha podido mantenerse en pie durante tanto tiempo. Si bien ahora está protegido como Bien de Interés Cultural, este conjunto monástico ha sobrevivido a múltiples hechos históricos y ataques que han marcado su trayectoria, sin perder su esencia.
Monumento nacional
Sólo por apuntar algunas de las vicisitudes por las que ha pasado el templo, en el siglo XIX, sufrió las consecuencias de la guerra de la Independencia, el Trienio Liberal y la exclaustración definitiva. De hecho, durante ese periodo el Estado sacó a la venta la iglesia, pero una movilización popular hizo que en 1879 fuera declarado monumento nacional. Eso ayudó a que en 1890 se convirtiera en escuela y cuartel hasta el 1890, tras restaurar los deterioros sufridos en la época anterior.
Claro que eso no impidió que, incluso recuperado el culto y protegida, sufriera los ataques y efectos de la Semana Trágica, ya en el 1909 y, poco después, de la Guerra Civil. Por eso, para muchos, es casi un milagro que Sant Pau del Camp todavía se encuentre en pie y conserve toda su belleza.
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