Italia lo sabe de sobras. Ponerse a hacer excavaciones implica un riesgo: encontrar ruinas romanas que paralizan cualquier obra para ver cuál es su importancia y ver qué hacer con ellas. A Barcelona también le pasó y no sólo una vez.
Recordadas son las vías del antiguo tranvía de la ciudad que se hallaron en plena calle Girona cuando trataban de construir una Superilla. Aunque el más destacado es el Mercado del Born. Las obras de este equipamiento que iba a mejorarse con la construcción de un parking subterráneo se vieron suspendidas cuando aparecieron unas ruinas. Ahora, se ha convertido en un espacio para la memoria. No hay mercado ni parking.
Ruinas en un centro comercial
Algo así pasó hace 12 años en Tarragona. Los responsables del centro comercial Parc Central, decidieron que, obviamente, iban a necesitar un parking. Pero claro, en una ciudad como Tarraco, que fue capital romana del Mediterráneo, eso implica sus riesgos. Y pasó algo inesperado.
Era 1994 y las obras no se detuvieron. Los responsables decidieron que las obras seguirían adelante y las ruinas se conservarían. Su valor es de lo más relevante, sobre todo debido a su estado de conservación.
Qué ver en el parking
Bajo el centro comercial se hallaron algunos edificios romanos, entre los cuales destacan una domus suburbana del siglo IV (con unos baños y un mosaico) y una basílica paleocristiana del siglo V, con ábside cuadrado, tres naves, transepto y atrio. Asimismo, en el interior del templo se descubrieron más de 160 tumbas, lo cual induce a pensar que se trata de una basílica funeraria.
Desde entonces, la exploración ha ido a más y se ha ido acondicionando la zona para visitas. La conocida como necrópolis paleocristiana del Francolí, se pudo visitar lejos de la zona del parking, pero también allí. El problema es que con el paso del tiempo y el humo de los coches empezaron a tener desperfectos.
Legado olvidado
Nadie se ocupó mucho de él. Esa planta simplemente quedó cerrada para el acceso de coches, como es obvio, mientras un mosaico policromado y unos murales de la época romana quedaban al descubierto. El monóxido de carbono quedó adherido a ellos.
Pero todo eso ha quedado en nada. Las críticas por el mal estado de conservación, sumado a que durante la pandemia, los responsables del Parc Central decidieron darle el lavado de cara que este yacimiento merecía ha hecho que estas ruinas paleocristianas por fin ocupen el lugar que necesitan en una ciudad conocida por su legado romano.
Una experiencia inmersiva
Este julio de 2024, además de ir de tiendas, al cine o a comer, los visitantes de esto centro comercial pueden darse un viaje por la Tarraco Experience. Sí, un yacimiento romano abandonado en un parking se ha convertido en un museo semiabierto que ofrece al visitante una experiencia inmersiva que es difícil de olvidar. Y, además, gratis.
Mediante el uso de tecnología avanzada, uno puede bajar al aparcamiento del centro comercial y sumergirse en la historia de construcciones de entre los siglos I aC y V dC, como una casa suburbana o la basílica funeraria de la necrópolis. Allí, medio a oscuras y entre ruinas uno puede pasar por esta antigua villa de nobles romanes.
Museo en un aparcamiento
El recorrido empieza con el holograma de un personaje de la época que da la bienvenida a los visitantes; se adentra después en la zona donde se ubicaban los baños de la casa suburbana. Allí la tecnología vuelve a hacer actor de presencia con un espectáculo de mapping que resalta el mosaico original del siglo IV que formaba parte de la estancia.
Gracias a unas gafas de realidad virtual y varios juegos uno puede pasar de estar en una sala de cine viendo una película animada en 3D a sumergirse en una domus romana del siglo I a. C. Todo ello tomando un ascensor.
Nuevo atractivo turístico
Precisamente, este es el objetivo del Ayuntamiento. Atraer otro tipo de turismo y compartir la historia y cultura de la ciudad desde uno de los lugares más visitados de Tarragona. Se calcula que al año pasan entre 5,5 y 7,5 millones de personas por estas instalaciones. Y qué mejor que ofrecerles una experiencia inmersiva cultural y de compras todo a la vez.
La propuesta es que, mientras reabre el museo de la necrópolis paleocristiana del Francolí, cerrada hace unos 30 años, el visitante pueda conocer estas ruinas únicas en toda la Península y quiera conocer más. Así no todo se queda en una tarde de ocio.
Salir del subsuelo
En cualquier caso, la Tarraco Experience es un aliciente más para una visita a Tarragona. Como la mayoría de gente sabe, esta ciudad conserva un legado romano excepcional. Además del teatro y las murallas, cuenta con un circo y anfiteatro con vistas al mar que conforman una imagen de postal tan espectacular que dan ganas de ir, incluso si a uno no le interesa historia.
Por el momento, la iniciativa del museo en el parking ha despertado mucha curiosidad. Pocas veces uno puede decir que ha ido a un parking y ha acabado conociendo una antigua casa romana antes de ver la última película de Pixar.
Cómo llegar
El camino hacia el Parc Central de Tarragona es de aproximadamente una hora en coche desde Barcelona. Se debe tomar la autopista AP-7 hasta tomar la salida 33 hacia la T-11 en dirección a Tarragona/Reus. Una vez en la T-11, se continúa hasta llegar a la salida hacia la Avinguda de Roma, que lleva directamente al centro de la ciudad. El Parc Central se encuentra en el número 2 de la Avinguda Vidal i Barraquer, una ubicación céntrica y accesible.
Desde la Avinguda de Roma, se debe girar a la derecha en la Plaça de la Imperial Tàrraco y seguir las señales hacia el Parc Central. El centro comercial Parc Central dispone de un amplio aparcamiento para visitantes, lo que facilita el acceso y la estancia. Otra opción es viajar en tren hasta allí y caminar o coger un bus desde la estación. Se tarda una hora y cuarto en tren. Por el momento, hasta el 23 de septiembre, la Tarraco Experience sigue abierta.