El modernismo ni empieza ni acaba en Gaudí. Parece difícil entenderlo pero es una realidad. Aunque el autor de la Sagrada Familia sea uno de los máximos exponentes a nivel mundial, este movimiento artístico se inició en el centro de Europa a finales del siglo XIX y no se limitó a la arquitectura, también tuvo sus ramificaciones por la literatura.

Es obvio que en Cataluña, gracias al arquitecto de Reus, esta corriente arquitectónica quedó muy instaurada y sentó las bases de la arquitectura en el futuro. La inspiración en los elementos de la naturaleza, las formas menos rectas, los trabajos con hierro forjado, la obsesión por la luz y los vitrales son sólo algunas de las características que se quedaron para siempre.

Tres arquitectos enfrentados

En esta comunidad autónoma hay tres nombres que siempre se asocian al modernismo y que incluso diseñaron tres edificios conjuntos en una misma manzana de Barcelona. La conocida como Manzana de la discordia.

El nombre con el que se conoce la acera de Passeig de Gràcia que va de Aragón a Consell de Cent presume de tener la Casa Batlló de Gaudí, la Amatller, de Puig i Cadafalch y la Lleó i Morera de Domènech i Muntaner. Hay dos más, pero estos tres fueron tres arquitectos cuya enemistad era pública. Los tres eran contratados por la burguesía catalana para construir sus casas y otros edificios y rivalizaban por el reconocimiento.

Interior de Casa Navàs CASA NAVÀS

La situación fue tal que incluso Domènech i Muntaner, nacido en Barcelona, se fue a la Reus natal de los otros dos arquitectos para construir varios edificios allí, pero hay uno que destaca por su larga historia, la Casa Navas. Un edificio que, a causa de la Guerra Civil quedó duramente tocada e inacabada para siempre. O hasta ahora.

El impacto de la Guerra Civil en Reus

Este palacete, ubicado en el centro de la ciudad, tuvo en su día un torreón de 17,5 metros que se elevaba en la esquina que daba a la plaza Mercadal de la ciudad, pero el golpe de Estado franquista acabó con ella. El 26 de marzo de 1938 los bombardeos que azotaron la ciudad dañaron gravemente esta construcción modernista y acabaron con la torre.

Ese bombardeo y la dictadura franquista posterior fueron demoledores para la Casa Navas. Durante décadas, el edificio se conservó a duras penas, quedando incluso olvidado por parte de las administraciones. No fue hasta 2018, cuando el empresario Xavier Martínez se hizo cargo de la obra que no arrancó la restauración.

Torreón derruido, obra inacabada

Tras conseguir reconstruir el capcer dentado que coronoba la fachada en 2020, este 2024 ha ido a por más y promete volver a erigir el estilizado torreón. El proyecto ya cuenta con el visto bueno de la Generalitat, quien declaró el inmueble Bien Cultural de Interés Nacional y el grupo Masergrup va a asumir el coste de las obras, que no se ha revelado. Lo único que se sabe es que por fin la Casa Navàs lucirá tal y como lo quiso Domènech i Muntaner.

Origen y fin de las obras

Para conseguirlo, un grupo de artesanos van a construir las piezas necesarias que componen la torre en un taller situado en la Selva del Camp y, poco a poco, se procederá luego a su colocación en el edificio. Está previsto que en Semana Santa de 2025 quede lista.

Construida entre 1901 y 1907, esta casa situada en pleno centro de Reus fue un encargo de un famoso comerciante, Joaquim Navàs, que quiso tener un edificio único para vivir y, además, en la planta baja, tener espacio para poner su local. El acuerdo dio unos frutos increíbles. 

Arte por todos lados 

El inmueble presume de tener en sus tres plantas más de 200 metros cuadrados de vidrieras que se encuentran entre claraboyas, tabiques, puertas y ventanas, cerámicas, pinturas, tejidos de seda y lámparas de la época. Poco importa que durante la Guerra Civil, en 1938, un bombardeo destruyera una esbelta torre y el coronamiento escalonado original. La casa luce espectacular.

El artífice de la Casa Fuster de Barcelona, con un presupuesto ilimitado, desplegó todo su talento, para entregar a los comerciantes del textil una obra que queda para la historia. No estuvo sólo para lograrlo, contó con genios artesanos como Jeroni Granell, Lluís Bru, Antoni Rigalt y Gaspar Homar que ayudaron a dar esplendor a esta vivienda con sus muebles, detalles y decoración que todavía luce intacta.

Patio de la Casa Navàs CASA NAVÀS

Cómo es 

La imaginación del arquitecto cargó la casa de cristaleras que dejan pasar la luz, de motivos florales en el exterior e interior de la casa, así como otros elementos inspiradores de la naturaleza. Pero obseso de la luz natural como bien demuestra la enorme claraboya que puso en el Palau de la Música, no dudó en dotar de hasta tres patios interiores a esta casa de Reus, para recibir aún más claridad exterior.

Si dos de ellos eran cubiertas, el patio situado en el lado oeste de la casa, luce como si fuera una tercera fachada. Las enormes vidrieras en los arcos sobrepasados que diseñó en esta primera planta, y una especie de suelo acristalado dotaba al comercio de la planta baja de luz natural, mientras el primer piso se llena de colores.

Interiorismo 

El interior de la casa tampoco puede quedar en el olvido gracias a los detalles de madera de Homar, pero las obras de cerámica, los balcones interiores, los mosaicos, los esgrafiados y el trabajo de la piedra no dejan indiferente a nadie. Sobre todo, porque se conservan casi intactos.

De hecho, el propietario e impulsor de esta obra, el propio Joaquim Navàs nunca llegó a vivir allí. Antes de que se acabara la casa, el comerciante y su esposa, Pepa, sufrieron un atentado en su casa Boca de la Mina, cerca de Reus, y se mudaron a Barcelona. Lo único que pudo hacer antes de morir en 1915 a los 65 años fue supervisar las obras.

Interior de la Casa Navas

Quién vivió allí 

Sí pudo entrar a vivir su esposa y su ahijado, Joaquim Blasco, quien heredó la casa en 1928, tras la muerte de la mujer. Como diez años después fue bombardeada, Blasco nunca más quiso volver y empezó a alquilarla a diferentes notarios, hasta que dieron con el doctor Nolla.

Este médico fue el primero que abrió las puertas de esta casa a la ciudadanía. Allí atendieron a los pacientes durante 40 años y muchos vecinos quedaban maravillados al entrar por la puerta. Una puerta que quedó cerrada hasta 2018.

Cerrada en el pasado 

Hasta que un empresario privado no se hiciera con la propiedad en 2017 y decidiera abrirla al público, la Casa Navàs permaneció cerrada a cal y canto, reservada sólo a uso privado. Los reusenses y visitantes se tenían que conformar en contemplar esta obra de arte desde el exterior. Que tampoco está mal.

Realizada totalmente en piedra natural, originaria del vecino pueblo de Montblanc, lucen las formas de los balcones y los adornos de los ventanales. Al más puro estilo fusión, la fachada es la mezcla perfecta entre el estilo neogótico con el tamiz del ojo modernista de Domènech i Montaner.

Interior de Casa Navàs CASA NAVÀS

Una fachada única 

De entre todos los detalles de ambas fachadas, destaca el balcón redondo donde un pilar de carga recuerda con una tremenda letra N a quién perteneció la casa. Destacar también la tracería de la barandilla es de motivos florales y sobre las puertas que dan salida al balcón hay unos tímpanos trilobulados muy decorados y flanqueados por pináculos flamígeros adosados a la pared.

No pasa desapercibida la tribuna de forma semihexagonal y motivos naturales formada por pilares dobles acabados con capiteles decorados con figuras que recuerdan animales. Por encima de la tribuna hay un balcón, ya en el segundo piso, con un alféizar en piedra muy barroco. Detalles increíbles que lucen en pleno centro de Reus. Un palacete único que no pasa desapercibido.

Cómo llegar

Para llegar en coche, se puede tomar la autopista AP-7 en dirección a Tarragona y, posteriormente, seguir las indicaciones hacia la carretera T-11 que lleva directamente a Reus. El trayecto tiene una duración aproximada de una hora y veinte minutos. Una vez en la ciudad natal de Gaudí, la Casa Navàs se encuentra en el corazón de la ciudad, en la Plaça del Mercadal, accesible fácilmente desde los principales puntos de llegada.

El transporte público también es una opción eficiente para llegar a la Casa Navàs. Desde la estación de tren de Barcelona Sants, se puede tomar un tren directo a Reus, con una duración de alrededor de una hora y media. 

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