Antoni Gaudí marcó la arquitectura española del siglo XX. El genio catalán que emprendió su actividad ya a finales del siglo XIX, influido por los aires de las vanguardias europeas se erigió en el referente mundial del modernismo.
Este movimiento arquitectónico representó una ruptura con las tradiciones artísticas y arquitectónicas previas, destacándose por su enfoque en la innovación y la estética naturalista. En las obras de Gaudí se nota claramente. Apenas hay obras suyas que no hagan alusión a la naturaleza.
Características del modernismo
Otra de sus características es el uso de formas orgánicas, líneas curvas y elementos inspirados en la naturaleza, como plantas, flores y animales. La sinuosidad de La Pedrera es un claro ejemplo de ello.
A diferencia de los estilos arquitectónicos más rígidos y geométricos, el modernismo busca la armonía con el entorno natural, integrando materiales como el hierro, el vidrio y la cerámica en sus diseños, como también se aprecia en la obra del arquitecto catalán. Los balcones y portales de la Casa Milá, la Batlló o el Palau Güell, o los vitrales de la Sagrada Familia e incluso la bóveda de Puig i Cadalfach en el Palau de la música catalana son algunos de sus máximos exponentes.
Estilo de influencia internacional
Esta fusión de lo estético con lo funcional resultó en edificaciones que no solo eran visualmente impactantes, sino también innovadoras en términos de uso del espacio y la luz. Es por ello y por la maestría de Gaudí, que este movimiento y este arquitecto se convirtió en una referencia a nivel internacional.
En Argentina, por poner sólo un ejemplo claro, hay un pueblo que usa la técnica del trencadís para adornar algunas de sus plazas y edificios de la Administración. En Japón, hay hasta un parque temático que reproduce Barcelona y no faltan las obras de Gaudí.
Gaudí, un referente
Los ejemplos se cuentan por centenares. El problema es que no siempre salen bien. Un caso claro es mucho más cercano que Argentina y Japón, está en Murcia y la prensa especializada en arquitectura asegura que, a pesar de la inspiración, el resultado es fallido.
El caso en cuestión es la Asamblea Regional de Murcia. Inspirado por los icónicos edificios de Gaudí, como La Pedrera y la Casa Batlló, el arquitecto Rafael Braquehais emprendió la construcción de la sede del parlamento regional con un éxito más que dudoso.
La obra de la polémica
Pese a sus nobles intenciones y su profundo respeto por el modernismo, el resultado de la obra fue un edificio que muchos consideran uno de los más feos de España. La fachada, adornada con una escultura alegórica de Ardid y profusamente decorada con azulejos y amplias zonas acristaladas, no logró captar la esencia gaudiniana. El interior, con su ostentosa escalera de mármol y mosaicos marinos, y el luminoso Patio de los Ayuntamientos, tampoco consiguió redimir la percepción general.
Los críticos argumentan que Braquehais, aunque admirador ferviente del modernismo y discípulo de las teorías dorsianas, fracasó en su intento de emular a Gaudí, resultando en una obra que, lejos de ser un homenaje, se convirtió en un ejemplo de la peligrosidad de la imitación sin una clara visión artística. Esto supuso un duro golpe para el arquitecto.
Quién es Rafael Braquehais
Nacido en Cartagena, el artista siempre soñó con dejar una huella indeleble en el paisaje urbano de su ciudad natal. Se formó en Murcia y Madrid, donde acumuló una vasta experiencia profesional en un gabinete de arquitectura. Su carrera incluyó proyectos significativos en Mérida, Badajoz, Elvas y Madrid, destacando un inmueble de oficinas junto al emblemático edificio del Centro de Investigaciones Científicas de Miguel Fisac. Sin embargo, fue su nombramiento como Arquitecto Municipal de Cartagena en 1970 lo que marcaría el inicio de su ambicioso y controvertido proyecto, la Asamblea Regional de Murcia.
Situado en la avenida Alfonso XIII de Cartagena, este edificio se erige como un monumento de controversia arquitectónica. Lo que pretendía ser un homenaje al genio modernista, rápidamente pasó a ser objeto de duras críticas.
Cómo es la Asamblea de Murcia
Rodeado por un muro con representaciones de los municipios murcianos, el exterior del edificio es visto por algunos como un ejemplo desafortunado de la imitación fallida del estilo gaudiniano. Pero es que su interior tampoco parece mejor. Unos mosaicos que intentan evocar la conexión histórica de Murcia con el mar no se acaban de entender. La profusión de delfines y el contraste entre el azul marino y el blanco mediterráneo pueden resultar abrumadores para los visitantes.
Los vestíbulos, revestidos de estucados de cal al fuego, y el luminoso Patio de los Ayuntamientos, con su cubierta abovedada translúcida, no han logrado redimir la percepción general del edificio. A pesar de los esfuerzos por dotar de majestuosidad al hemiciclo con elementos neoclásicos y naturalistas, y de dotar de relevancia histórica al Patio de las Comarcas y al Salón del Príncipe.
Adiós a un sueño
El arquitecto le puso toda la buena voluntad del mundo. Pero no pudo ser. Él tampoco supo manejar las críticas. A pesar de haber sido nombrado Arquitecto Municipal de Cartagena en 1970 y haber realizado otras obras, los comentarios sobre la asamblea murciana le dolieron.
Desencantado y cansado de las críticas, Braquehais abandonó finalmente Cartagena para residir en Asturias, donde vive retirado de la profesión. Al final, ha pasado a la historia por eso.