Gaudí es, con permiso de Dalí, uno de los artistas más internacionales de Cataluña. Millones de personas acuden cada año a esta comunidad autónoma atraídos por la playa, no se puede negar, y las obras del arquitecto de Reus.
La Sagrada Familia es siempre el monumento más visitado de Barcelona y también del territorio. Le siguen otros como La Pedrera, la Casa Batlló o el Park Güell. Pero en realidad hay muchos más.
También hay otros arquitectos que siguieron la estela del modernismo como Puig i Cadafalch, Jujol o Domènech i Muntaner, entre otros. Lo que igual no podía imaginar el genio de Reus es que, un día de estos, su obra tendría réplicas por todo el mundo.
Si Japón tiene un parque que es una réplica de la ciudad de Barcelona, obras de Gaudí incluidas, en Argentina hay un pueblo que, directamente, ha sido inspirado por el arquitecto. Ya no se trata de un lugar para turistas, sino la iniciativa de una ciudadana anónima. Aunque ahora ya no lo es tanto.
La historia del pueblo argentino y Gaudí
La historia arranca en Carlos Beguerie, un pequeño pueblo de apenas 200 habitantes situado a 142 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en la provincia. Allí, hace cinco años, Paula Reina, decidió hacerse una casa con la voluntad de vivir más tranquila.
La zona, que había caído casi en el olvido en los años 60 cuando el servicio de ferrocarril dejó de parar ahí, es casi como una pequeña pedanía de un pueblo llamado Roque Pérez. Allí fue donde realmente se crió, pero la inspiración la encontró en San Miguel del Monte.
Esta pequeña localidad, a una hora de Carlos Beguerie, era la zona de veraneo de la familia de Reina. Allí tenían una pequeña casita, la misma que le sirvió de inspiración para el futuro.
La madre de esta mujer, que conocía la obra de Gaudí, decidió traer un poco de esa obra a Argentina, pero desde el gesto individual, sin ínfulas de nada. La mamá empezó a recoger diferentes elementos que encontraba (baldosas, piedras, cristales…) y cubrir su casa de verano con ello. Un trencadís en toda regla.
Esa casa pasó a la historia, pero con Paula ya mayor y, una vez se mudó con su pareja, el escritor Rubén Feit, a Carlos Beguerie, algo en su interior se empezó a mover. Contagiada por la tranquilidad, empezó a seguir los pasos de su madre. Recopilaba diferentes elementos y los añadía a su casa.
Ella, que nunca visitó Barcelona, lo hacía como recuerdo a la afición de su madre. Sólo trataba de arreglar una casa que merecía una buena reforma. Poco sabía el efecto que eso podía tener.
Sin conocer a Gaudí
Mientras añadía piezas a su casa y se vislumbraba cómo iba a quedar subía fotos a sus redes sociales. Poco a poco, la gente empezó a sentir interés por lo que esta bonaerense estaba creando.
Varios curiosos empezaron a dar el paso de acercarse al lugar donde está su casa, quisieron ver esta obra gaudiniana de cerca. De hecho, fue uno de los visitantes quién le habló de Gaudí y de su trencadís en el que se inspiró su madre.
Una creación colectiva
Reina, empezó a sentir cargo de conciencia. La gente acudía a su casa y no les podía ofrecer alojamiento. Hasta que le vino la idea empresarial. Aprovechó una casa cercana de 200 metros cuadrados para abrir una especie de casa rural con espíritu modernista.
Como si se tratara de un crowdfunding, muchos se acercaban a Carlos Beguerie para llevarle todo tipo de materiales para añadir a las paredes. Una obra colectiva que empezaba a ser ya todo un fenómeno. Y que ya lo es.
El éxito de esta iniciativa ha sido tal que el pueblo en sí se ha reconvertido. Preocupada por los que venían a pasar varias noches allí y no poderles ofrecer más que un paseo, decidió convertir todo el municipio en una obra de arte.
Poco a poco, Paula hizo el mural de los bomberos con trencadís, otro dedicado a los caídos en la Guerra de Malvinas, y varios postes de luz decorados con la misma técnica. Y ahora va a por más.
Proyecto a futuro
Una vez conoció que las obras de Gaudí son Patrimonio de la Humanidad, quiere hacer de Carlos Beguerie una especie de epicentro del modernismo moderno. Al menos, de la técnica que aprendió de su madre inspirada en el catalán.
Reina plantea llamar cambiar el nombre del municipio por el de Pueblo Rural Bonaerense Trencadís. La idea puede parecer descabellada, pero tampoco nadie pensó que su casa iba a tener tanto éxito y sucedió. Ahora, incluso desde el ayuntamiento, se organizan talleres de trencadís para que la gente lo aprenda. Poco se podía pensar Gaudí que esto iba a pasar.