El modernismo catalán no sólo se ciñe a Barcelona ni a Gaudí. Desde Crónica Global ya hemos hablado en más de una ocasión de las obras que hay repartidas en Garraf, Olot y hasta en el Pirineo catalán realizadas por el arquitecto de Reus y otros modernistas.
Esta vez, vamos a hablar de un punto que tiene una belleza como pocas. Se la conoce como “la otra Sagrada Familia”, pero si uno atiende a su historia también se la podría llamar la otra montaña de Montserrat.
Historia del proyecto
Todo parte de finales del siglo XIX. Con una población completamente devota, los habitantes de Montferri, un municipio de menos de 400 habitantes del Alt Camp (Tarragona) que, como pasa por esas tierras tiene una tradición vinícola. Pues bien, allí, los trabajadores de la vid tenían la costumbre de peregrinar al monasterio de Montserrat cada año. De esta manera, trataban de agradecer a la Moreneta la cosecha anual. Pero alguien tuvo una mejor idea.
Ya entrado el siglo XX, uno de los vecinos de la zona, el jesuita Daniel Maria Vives, tuvo la idea de hacerlo más fácil. ¿Para qué ir a la montaña, si no la montaña puede venir a uno?
Quién la hizo
Conocedor de la arquitectura modernista, enamorada de la naturaleza y empeñada en llevarla hasta los edificios, decidió hacer un encargo especial: construir un santuario también dedicado a la virgen de Montserrat en el municipio.
Para ello quiso confiar en un conocido suyo, Josep Maria Jujol, colaborador de Gaudí. Este arquitecto ya había demostrado sus capacidades en la construcción y colaboración en el diseño de la fachada de la casa Batlló y los balcones de la Pedrera.
Proyecto problemático
Jujol aceptó la propuesta y se puso manos a la obra. En 1925 empezó la construcción, pero los problemas económicos dejaron todo a medias. En 1931 hubo el primer parón, pero ya el golpe de Estado y la Guerra Civil acabaron de asestarle el golpe definitivo.
Todo se quedó a medias durante casi medio siglo. Tuvo que venir el arquitecto Joan Bassegoda para recuperar este proyecto abandonado en 1987. No fue fácil, hubo muchos conflictos entre medio, pero finalmente, en 1999, antes de la llegada del nuevo siglo “la otra Sagrada Familia” se pudo inaugurar.
Un templo único
Para los que no sepan por qué tiene este nombre, sólo hace falta echarle un vistazo. A pesar de que sus formas están inspiradas en la montaña mágica de Montserrat, las diferentes torres que tiene recuerda a la obra inacabada de Gaudí.
En realidad se trata de un pequeño templo situado en un montículo de 400 metros que todavía es propiedad de la familia Vives y que enamora a todo aquel que lo visitado. Esta iglesia, además, no se llama como su apodo es el santuario de la Mare de Déu de Montserrat de Montferri.
Cómo es
Se llama así, no sólo porque está dedicado a la virgen, sino que incluso está orientado hacia la montaña. Todo ello, no hace más que recordar porque se erigió el templo, para peregrinar y agradecer las cosechas a la Moreneta.
Pero si por algo destaca “la otra Sagrada Familia” es por su arquitectura modernista. Su planta poligonal le da una forma de barco que navega hacia la montaña mágica. Todo el exterior, hecho de piedra, no hace otra cosa que recordar las rocas de Montserrat, pero también a una de las más conocidas obras del maestro de Jujol, las chimeneas de la Pedrera.
Qué ver
La estructura se sustenta sobre 120 arcos catenarios (o parabólicos), 42 pilares y 33 cúpulas. Si interior, iluminado con la luz solar que entra por los cristales de colores de sus vitrales crean una atmósfera única que recuerda a la Sagrada Familia.
Dentro se puede visitar el camarín de la virgen, a la que se accede con dos escaleras para poder acercarse a venerar la imagen. Ya esto también recuerda a las escalinatas que uno debe subir en la abadía de Montserrat para besar a la patrona de Cataluña.
Destacado por National Geographic
Tampoco pueden pasar desapercibidos los detalles. Jujol dejó huella y fiel a su estilo diseñó puertas y barandillas de hierro forjado, que son se sello personal. Tanto es así que publicaciones como National Geographic califican estos elementos ornamentales de las naves como “simplemente maravillosos”.
La publicación llega a asegurar que el santuario de Montferri “recuerda a otras construcciones modernistas como la Casa Batlló, la Casa Milà, el Park Güell o la Sagrada Familia”. Todas ellas obras de referencia del modernismo.
Cómo llegar
Para visitar el Santuario de la Mare de Déu de Montserrat, es posible hacerlo por cuenta propia o coordinar una visita guiada a través del Ayuntamiento de Montferri. Por la mañana está abierto todos los días de 10 h a 14 h, menos los lunes y los martes que está cerrado. Por la tarde, de miércoles a sábados está abierto de 15 h a 17.30 h.La entrada individual cuesta 4€ y la entrada para jubilados y gente con diversidad funcional cuesta 2€.
El trayecto entre Tarragona y Montferri abarca 30 minutos combinando la N-240 y la C-51. Por otro lado, desde Lleida, el recorrido dura 59 minutos por la AP-2, y desde Barcelona, 1 hora y 10 minutos por la AP-7. Una vez en el pueblo, el santuario se encuentra a 700 metros del centro en dirección noreste.