Cataluña, como otras regiones de España, tiene multitud de aldeas abandonadas. Algunas, incluso están a la venta. Otras, en cambio, quedan dejadas de la mano de Dios y, a no ser que sean rescatadas o protegidas por algún organismo público, se dejan perder.
Este es el caso de Jafre (o Jafra), una pequeña aldea abandonada que se encuentra en los límites del término municipal de Olivella. A media hora de Barcelona, en una pequeña colina de 139 metros de altura, lucen todavía los muros de lo que algún día fue este lugar.
Nombre y origen
La primera vez en que aparece una referencia a este lugar data del año 1139. Aparece con el nombre de Iafar, seguramente, de origen árabe. Cuatro años más tarde, en 1143 se habla del "Iocum de Iafar", perteneciente al castillo de Eramprunyà. Poco a poco, el lugar adquirió entidad, 20 años después se habla de un Ramón de Yafar, que estaba en la fundación real del monasterio de Sant Vicencs de Garraf.
En 1305 ya estaba erigida la iglesia de Santa Maria de Jafre y en 1332 hay documentos que hablan de un Castillo de Jafre. Pero lo que no hay datos es de habitantes pasado el siglo XV. Ya en 1413 parece estar abandonado, tanto es así que la parroquia que había en 1432 se une a la de Sant Pere d’Olivella.
Cuántos habitantes tuvo
A pesar de que se peleó por los edificios presentes, nunca hubo más de cuatro personas registradas en Jafra. En 1660, para revertir la situación, se trató de rehabilitar la zona. Años más tardes tuvo incluso alcalde. La iglesia lucía un virgen policromada, una cruz parroquial y tenía un caliz de plata.
La fama fue creciendo año tras año hasta llegar a su máximo de población en 1820 que se registran 83 habitantes. Por esas fechas, ya el municipio dejó de tener alcalde. Muerto Francesc de Papiol, en 1819 el pueblo empezó a ser parte Olivella. Entrado el siglo XX la decandencia fue a más, con sólo 17 casas y 54 habitantes.
Economía de la zona
Las condiciones no ayudaban. El terreno de la zona es demasiado árido y rocoso y, a pesar de que se halló un pozo de agua, la gente de la zona vivía sobre todo de la caza de liebres, conejos y aves. Por su parte, los vecinos vivían sobre todo de la ganadería ovina, en especial de cabras.
El abandono fue tal que en 1905 tanto la iglesia como el cementerio fueron profanados. La situación provocó que todo quedara en ruinas y los difuntos, trasladados al cementerio de Olivella. Desde entonces, todo son restos.
Qué queda
En la parte más alta de Jafre aún quedan en pie algunos muros de la Casa del Baró. Otras, más en la zona del llano, parecen ser de un castillo, pero no parecen corresponder a una fortificación medieval.
En mejor estado se conservan los restos de la iglesia de Santa Maria de Jafre, la rectoría y el cementerio. Todavía se distingue la nave rectangular, sin ábside diferenciado, orientada este-oeste y de 18 metros de longitud y 8 metros de ancho. El campanario de estilo barroco y algunos restos de cerámica todavía pueden contemplarse, así como varios arcos de ladrillo en su interior.
¿Cómo son las ruinas?
La rectoría sí conserva todavía su altura original, en la parte cercana a la iglesia. A medida que se avanza, sólo hay restos. Ni rastro del tejado de teja árabe original, sólo se conservan algunas ventanas de dintel plano.
Por último, quedan las ruinas de la casa dels Masovers, sólo quedan en pie las paredes y se distinguen dos pisos de la antigua vivienda y alguna viga de madera.
¿Por qué es un espacio protegido?
Para no perder el poco legado que todavía queda en pie, en 1997 la Diputación de Barcelona adquirió las 214 hectáreas de terreno. Lo único que han hecho al respecto ha sido cerrar el acceso con vallas.
Hubo un intento en 2003 por parte de una agrupación privada de reconstruir el pueblo, pero todo quedó en agua de borrajas. Lo único que queda de Jafra es lo que hay y forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.