El turismo de ruinas, por no decir de edificios abandonados, está cada vez más de moda. Sus aficionadas buscan en el mapa, webs y redes sociales lugares abandonados a los que acudir, desde pueblos enteros a locales míticos. Las sorpresas que uno se puede encontrar dejan alucinado.
Eso es lo que ha pasado con el estado de una histórica discoteca de la Costa Dorada, cuyo estado actual ha dejado en shock a sus antiguos visitantes. Cerrada en 2021, cuando todavía coleaba la pandemia y habían abierto un ERTE, en poco más de dos años ha quedado en un estado decrépito.
Pachá abandonado
A pesar de que en 2023 empezara el desmantelamiento del club, Pachá La Pineda (Tarragona) está cerrada desde marzo de 2020. Nunca más abrió, sólo para que sus propietarios se llevaran las pocas cosas que ahí quedaban.
Las palmeras de la terraza ya empiezan a morir, la piscina está completamente vacía y las malas hierbas que se asoman por las baldosas del suelo están a punto de convertirse en un césped tupido. Pero si su exterior tiene este aspecto, el interior del local deja una imagen más triste.
Así está el interior
La pintura se empieza a caer, el logo con el nombre del local ha perdido su reluciente rojo y el aspecto general es el de una película apocalíptica. Se diría que un huracán ha pasado por allí y arrasado con todo.
En realidad, lo que le ha pasado a Pachá es lo que ya le ha sucedido a otras míticas discotecas de Cataluña, como Pont Aeri: han caído en el olvido y, gracias a ellos, los aficionados al pillaje y a otro tipo de actividades la han usado para cometer algún saqueo, pasar la noche allí o montarse sus botellones.
Un tiktoker muestra la realidad
Poder ver esto ha sido gracias a una persona que tampoco ha obrado como debía, pero que sentía interés por un local al que ni el Ayuntamiento presta atención. Un tiktoker ha accedido al inmueble abandonado y, simplemente, ha grabado lo que allí había. El vídeo ha triunfado en redes y se acerca al medio millón de reproducciones.
El usuario de la red social ha reconocido al Diari de Tarragona que no lo tuvo muy difícil para entrar. Las puertas estaban abiertas y no hay seguridad, así que ha accedido y ha puesto su móvil a grabar. Sus imágenes, además de mostrar las ruinas del pasado, enseñan cuan fácil es caer en el olvido.