Las enfermedades cardiovasculares son, hoy en día, la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres, y ocasionan múltiples problemas de salud a los pacientes que las padecen. En ocasiones, para poder prolongar o mejorar la vida de estos pacientes es necesario realizar procedimientos complejos y de riesgo.
En los últimos años, la cirugía de corazón ha evolucionado hasta el punto de que sea cual sea la edad del enfermo e independientemente de la complejidad y del riesgo de la intervención, los procedimientos son poco agresivos y los resultados son excelentes.
Un método evolucionado
La cirugía de corazón ya no tiene por qué ser 'a corazón abierto', puesto que ha ido evolucionando hacia la llamada cirugía mínimamente invasiva o transcatéter, un método con mayores beneficios para el paciente y que facilita su recuperación.
En esta nueva forma de intervención, no solamente se busca poder realizar las intervenciones a través de incisiones más pequeñas y, consecuentemente, menos agresivas, sino que también se agrupan toda una serie de elementos que favorecen el proceso global del paciente y mejoran los resultados de forma significativa.
Su origen
La cardiaca abierta comenzó a realizarse a través de la esternotomía media, es decir, cortar con una sierra quirúrgica el hueso esternón, que se sitúa en la parte anterior del pecho, y a través de esa abertura, de unos 20-25 centímetros, acceder ampliamente al corazón. Esto se ha venido conociendo coloquialmente como cirugía a corazón abierto.
"Evidentemente, el acceso por esternotomía media completa permite una exposición muy buena de todo el corazón y mucho espacio para que los cirujanos podamos realizar las intervenciones de forma cómoda. Sin embargo, un abordaje tan agresivo provoca mucho trauma sobre los tejidos y el hueso, mayor pérdida de sangre, más dolor hasta que la fractura vuelve a soldar, y una gran cicatriz en una zona muy visible del pecho", ha explicado el doctor Xavier Ruyra, Jefe del Servicio de Cirugía Cardiaca del Instituto del Corazón Teknon..
“Al acabar la intervención, cerramos las dos mitades del hueso esternón abierto mediante suturas, tipo alambres esternales de acero inoxidable o grapas de nitinol, que ya quedarán ahí para siempre. Al cabo de aproximadamente un mes o mes y medio, las dos mitades del esternón ya se habrán consolidado y el tórax adquirirá mayor estabilidad”, detalla el doctor Xavier Ruyra, Jefe del Servicio de Cirugía Cardiaca del Instituto del Corazón Teknon.
Un procedimiento complejo
Evidentemente, el acceso por esternotomía media completa permite una exposición muy buena de todo el corazón y mucho espacio para que los cirujanos puedan realizar las intervenciones de forma cómoda. Sin embargo, aclara el doctor Ruyra, “un abordaje tan agresivo provoca mucho trauma sobre los tejidos y el hueso, mayor pérdida de sangre, más dolor hasta que la fractura vuelve a soldar, y una gran cicatriz en una zona muy visible del pecho”.
“Además -añade el especialista–, pueden aparecer complicaciones, como defectos de cierre con dehiscencia esternal, ruptura o movimiento de los alambres, fracturas óseas, hematomas o infecciones, que en ocasiones pueden ser muy graves, si afectan al hueso o a las estructuras vecinas del mediastino”.
Los beneficios del transcatéter
Dado que este método tiene algunas complicaciones, el doctor Ruyra apunta que la cirugía cardiaca mínimamente invasiva o transcatéter es un método con mayores beneficios. En este sentido, el especialista resalta que en el Servicio de Cirugía Cardiaca del Instituto del Corazón Centro Teknon, han desarrollado el programa 'Smart Cardiac Surgery', un procedimiento utilizado para reemplazar la válvula aórtica sin abrir el tórax que incluye: cirugía mínimamente invasiva o transcatéter, cirugía de reparación valvular evitando el uso de prótesis artificiales, operaciones sin necesidad de transfusiones, despertar en el quirófano justo al acabar la intervención y control máximo del dolor posoperatorio.
Con esta moderna cirugía cardiaca, no solamente se busca poder realizar las intervenciones a través de incisiones más pequeñas y, consecuentemente, menos agresivas, sino que también se agrupan toda una serie de elementos que favorecen el proceso global del paciente y mejoran los resultados de forma significativa.Con este método, más del 75% de todas las operaciones cardiovasculares realizadas en este centro -y casi el 90% de problemas de válvulas- se han llevado a cabo sin necesidad de cortar el hueso esternón ni las costillas, con incisiones mucho más pequeñas, casi invisibles (acceso transaxilar) o inexistentes (procedimientos por catéter).
Futuro prometedor
En definitiva, la famosa cirugía a corazón abierto ha quedado atrás en el tiempo para entrar en una nueva era donde “podemos operar por pequeños orificios o a través de catéteres especiales que evitan muchas de las molestias y complicaciones de la gran cirugía abierta”, afirma el cirujano cardiovascular.
Esta innovadora técnica quirúrgica conlleva muchos más beneficios y menos complicaciones mantiene todos los estándares de seguridad para el paciente, los mejores resultados y la mayor calidad asistencial.
“Se ha traducido en mucha menor agresión para los tejidos, y las ventajas que con este nuevo abordaje se han logrado han sido claras: menos dolor, menor pérdida de sangre, tasas de infección muy bajas, recuperación funcional y de la movilidad más rápida y vuelta a la normalidad (laboral, deportiva, lúdica, sexual…) antes y en mejor estado”, enumera el experto.