El vómito no es una enfermedad. Se trata de un síntoma que, además, se manifiesta con frecuencia, sobre todo a edades tempranas. La mayoría de las veces se relaciona con cuadros benignos, pero también puede ser reflejo de una enfermedad grave.
El vómito es la expulsión forzada por la boca de contenido gástrico. Es muy común en los niños y puede deberse a diferentes causas o procesos infecciosos. No hay que confundirlo con la regurgitación. En este caso, no existe esfuerzo, y suele tratarse de pequeñas cantidades y es normal y común en el lactante pequeño.
¿Qué lo provoca?
En pediatría, existen múltiples afecciones que cursan con vómitos, aunque en la mayoría de ocasiones se deben infecciones víricas, respiratorias o del tracto urinario, además de, gastroenteritis, otitis o neumonías.
"Cuando el niño ha vomitado, presenta generalmente el llamado reflejo vagal, lo que hace que el niño se ponga pálido y con la piel fría por algunos minutos. No hay que asustarse. Incluso puede que venga acompañado también de un cuadro de diarreas", explican desde el servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya (HUGC).
Asegurar el aporte de líquidos
La forma de afrontarlo dependerá de la causa, pero se recomienda reposo porque la actividad física puede incrementar las náuseas. También es aconsejable establecer una dieta, aunque es difícil que un niño se deshidrate por vomitar unas cuantas veces sin estar acompañado por diarreas.
"Tras el vómito, se debe mantener 30 minutos de ayuno e iniciar soluciones de rehidratación oral de venta en farmacias (SRO), de forma fraccionada, con pequeñas cantidades cada cinco o diez minutos. Lo prioritario es asegurar el aporte de líquidos", recomiendan los especialistas del HUGC.
Establecer una dieta
"Después de tres o cuatro horas, si el niño ya no ha vuelto a vomitar, debe iniciar la dieta, teniendo en cuenta la edad y distribuirla de forma fraccionada y sin forzarle a comer", aconsejan los pediatras del hospital vinculado al grupo Quirónsalud.
"Si se trata de bebés que son alimentados con leche materna, se debe mantener la lactancia aunque, fraccionando las tomas. Si son alimentados con leche artificial, hay que mantener la misma leche y concentración, fraccionando las tomas. Cuando se trata de menores de un año, se puede ofrecer la alimentación habitual del lactante, como la verdura, la fruta y las proteínas, preferiblemente en forma de puré o triturado, siempre de forma fraccionada, en pequeños volúmenes y más a menudo.
Si los niños son mayores de un año, se debe introducir la dieta de forma progresiva y fraccionada con alimentos cocinados a la plancha, hervidos, al vapor, o en el horno", aclaran los expertos del Hospital Universitario General de Catalunya.
Lo aconsejable
Los tratamientos para el control de los vómitos dependen de la causa que los ocasionen. En general, los medicamentos que se utilizan para tratar los vómitos en adultos no son aconsejables en los niños y únicamente se indicarán mediante prescripción médica.
A su vez, hay que vigilar la aparición de otros síntomas, como alteraciones en el color de la piel, fiebre o dolor. En estos casos y tras constatar los alimentos que comió previamente al inicio de los síntomas, se debe acudir al pediatra, quien valorará las características de la orina y heces y si ha habido cambios en el estado de conciencia.
Del mismo modo, hay que consultar al especialista si no tolera los líquidos y si el cuadro empeora con diarreas cuantiosas, si el niño tiene fiebre alta y si muestra signos de deshidratación, como ojos hundidos, boca seca, decaimiento o llanto sin lágrimas.
Lo prohibido
Lo que sí hay que evitar en cualquier caso es proporcionar al niño cacaos, chocolate, dulces, legumbre, verduras flatulentas o alimentos muy condimentados, grasos, fritos o aderezados con salsas. Por supuesto, no se puede sustituir las SRO por bebidas isotónicas.