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Nos encanta tapear y tomar algo por precios bajos porque es una forma accesible y social de disfrutar de la gastronomía sin la necesidad de comprometerse a una comida formal o costosa. Comer tapas se ha convertido en una tradición que fomenta la conversación y la camaradería, ya que permite compartir pequeños platillos en un ambiente relajado y desenfadado. Además, al ser porciones más pequeñas, podemos probar una variedad de sabores y experimentar con diferentes combinaciones de alimentos y, todo, mientras disfrutamos de un buen rato con amigos o familiares.

El bar de Gràcia

¿Dónde comer por un precio irrisorio en Barcelona? Si te gustan las tapas, estás de suerte. Visita el Bar Raspall, en el barrio de Gràcia, donde disfrutarás de una cocina exquisita en un ambiente sencillo y distendido.

La amplitud de su carta es la justa y necesaria para un restaurante de este estilo. Si nunca has tenido ocasión de probar la comida mediterránea o las tapas, este es un lugar idóneo para eso.

Además, sus precios y su gastronomía harán que quieras venir todos los días, ya que no es nada caro y su comida y servicio merecen mucho la pena

¡No tiene pérdida! Lo encontrarás en la calle Samsó, 8 bajo un letrero luminoso en el que pone el nombre del bar. Abren de 17:30 h a 1 h, así que es perfecto tanto para merendar como para cenar.

Caña y tapa por un módico precio

En Raspall, la caña o el agua más la tapa del día solo te saldrá por 2,80€. Tienes varias opciones: caña Voll, vermut, zumo, refresco, vichy o bitter más tapa por 3,50€ o vino, cava, free Damm o copa estrella más tapa por solo 3,90€.

Las tapas del día pueden variar, según la jornada, pero algunas de ellas son las siguientes: olivas, hummus, ensaladilla rusa, tortilla del día, bravas de boniato con alioli, tataki de atún, gambas rojas saladas, pimientos del padrón o callos con garbanzos, entre otras.

En cuanto a su especial decoración, las lámparas del bar están hechas a base de tuberías de cobre y bombillas de vidrio soplado y las vigas, pintadas de azul, aguantan el techo de dos alturas. Lo más sorprendente es el rótulo del Raspall, hecho a base de botellas de quinto encaradas hacia fuera –solo se ve el cuello como una redonda verde– y es muy chulo. ¿Te hemos convencido para que vayas?

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