Los pies de cerdo, conocidos en diversas regiones de España como "manitas de cerdo", son un plato tradicional que ha resistido el paso del tiempo, manteniéndose como una joya culinaria en muchos hogares y restaurantes del país. Y eso que no es un plato que guste a todo el mundo.
La textura de esta parte del cerdo, especialmente dependiendo de su preparado, no es apto para todos los paladares. Puede resultar gelatinoso e incluso bastante graso. Aun así, despierta pasiones entre sus fans.
Un plato tradicional
En Cataluña son varios los bares y restaurantes que tienen manitas o pies de cerdo. Algunos incluso los tienen de tapa, otros lo ponen en su carta como su plato estrella. Claro que si hay muchas recetas ricas la cosa cambia.
Eso es lo que sucede en Can Pairot, un restaurante situado en el pequeño pueblo de Santa Cecília de Voltregà, en la comarca de Osona, cuya fama empieza a trascender fronteras. Su aspecto es el de una tradicional y auténtica masía catalana, que a su vez, había sido una pequeña tienda de pueblo, pero lo importante está en lo que sirve.
Un restaurante con historia
Lo que en su día era un punto de encuentro de la gente del pueblo que se juntaban allí al salir de misa para hacer el vermut y jugar a cartas, ha ido creciendo gracias a su atractiva cocina y al boca a boca. Todo se debe a la familia Gimbert Estrada, quien fundó este restaurante en 1991.
Con una buena gestión y mejores artes tras los fogones, han sido dignos de mención por la misma guía Repsol que le ha otorgado un solete por su calidad, precio y servicio. También compañeros de profesión han destacado el buen hacer de Can Pairot.
Palabras de Nandu Jubany
En su día, el famoso cocinero Nandu Jubany lo ha escogido como uno de sus establecimientos favoritos. "En Can Pairot hacen pato u oca con peras; hacen unas judías del ganxet increíbles, un torrezno crujiente que te mueres, un tomate rallado con cebolla que me gusta mucho", afirma. Aunque sin duda también rescata estos pies de cerdo jugosos que preparan. Y no es fácil.
La preparación de este plato varía según la región, pero la esencia de esta receta reside en la sencillez de sus ingredientes y en su capacidad para capturar los sabores más auténticos de la cocina española. Estos pies, tiernos y gelatinizados tras una larga cocción, se presentan generalmente guisados, en un plato cargado de historia y sabor. La receta de Can Pairot no la tenemos ni la vamos a desvelar, pero su fama le precede
Receta de pies de cerdo
Para preparar unos pies de cerdo a la brasa, primero es necesario cocer los pies para ablandarlos antes de llevarlos al fuego. Se deben lavar bien los pies de cerdo y ponerlos a hervir en una olla grande con agua, sal, laurel, unos granos de pimienta, una cebolla y una zanahoria. La cocción debe durar aproximadamente dos horas, hasta que los pies estén tiernos, pero sin que se deshagan. Una vez cocidos, se retiran del agua y se dejan enfriar ligeramente. En este punto, se pueden marinar con una mezcla de aceite de oliva, ajo picado, perejil fresco, pimentón y una pizca de sal, para que absorban todos los sabores antes de llevarlos a la brasa.
Cuando los pies estén listos para la parrilla, se colocan sobre una brasa bien caliente y se cocinan lentamente, girándolos regularmente para que se doren de manera uniforme y adquieran ese característico sabor ahumado. Durante el asado, se puede ir pintando con un poco más del adobo para intensificar los sabores y mantener la carne jugosa. El tiempo en la brasa dependerá del tamaño de los pies, pero generalmente toma entre 20 y 30 minutos. Una vez que estén dorados y crujientes por fuera, se sirven inmediatamente, acompañados de una guarnición de patatas asadas o una ensalada fresca, ofreciendo una experiencia de sabor única y rica en texturas.
Tradición
Este manjar, más apreciado por su textura gelatinosa y su sabor intenso, es especialmente popular en zonas como Andalucía, Castilla y León, y Cataluña, donde cada región le aporta su toque distintivo. En muchos lugares, los pies de cerdo no solo son una delicia gastronómica, sino también una celebración de la cultura y la historia local. A menudo se sirven en fiestas populares y reuniones familiares, simbolizando la abundancia y la hospitalidad.
Aunque en los últimos años el consumo de pies de cerdo ha disminuido en algunos círculos, su preparación sigue siendo un rito culinario en muchas cocinas. No solo por su sabor, sino también por su carácter tradicional y su capacidad para unir a las personas alrededor de la mesa.
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