Si Fernando Fernán Gómez defendía que las bicicletas son para el verano, historia que también compró Jaime Chavarri, el español tiene claro que los chiringuitos todavía los son más. Cualquier persona que vaya a la playa sabe que estos pequeños locales te salva el día: sea por la comida o la bebida que ofrecen.

Una playa sin chiringuito está bien si uno va equipado, pero ¿qué hay de sentarse un rato a comer una buena paella en una terracita a pie de costa? ¿Quién se resiste a un mojito en pleno atardecer con una buena música? Está difícil.

Un chiringuito EFE

El chiringuito está tan integrado a la cultura española que uno ya empieza a tener su favorito. Aquel que es más barato, el que sirve mejores cocktails, aquel que no sirve comida congelada o precocinada, el de toda la vida… Opciones hay muchas.

También hay quien quiere improvisar y busca calidad. El experto en chiringuitos, aquel que busca el mejor de cada lugar al que va. Para este tipo de persona, hay una publicación gastronómica que le hace feliz cada verano.

El mejor chiringuito de Barcelona

La revista Tapas año a año publica su particular listado de los mejores chiringuitos de la costa española y Cataluña, este 2024 escala puestos. Aquí no hay un ranking con posiciones, es sólo un listado, pero si el año pasado sólo aparecían dos, este ya son siete los que aparecen: seis en la Costa Brava, uno en la Costa Central y ninguna en la Costa Dorada y Terres de l’Ebre

Atendiendo a esta lista, se puede decir que hay un chiringuito que es el mejor de Barcelona, pero atención porque no está en la ciudad condal, sino en una muy popular: Sitges. Sí, la conocida ciudad más pija y gay-friendly de la provincia repite un año más.

Dónde está

El vivero de Sitges tiene algo que conquista a todo aquel que va. Lo más curioso es que aparece en este listado cuando, en realidad, este chiringuito no está en la arena, ni tan sólo a pie de playa, sino en un acantilado.

Situado cerca del cementerio, en una pequeña colina que separa la playa de Sant Sebastià y la de Balmins, se erige este local con aspecto de chiringuito y comida de restaurante de lujo. Un lugar en el que además de disfrutar de la mejor gastronomía catalana, uno goza de una impresionante panorámica de la ciudad, con la famosa iglesia de Sitges al fondo.

Qué comer

En palabras de la propia publicación, este chiringuito invita a “pasar allí todo el día”. Al encontrarse en medio de dos calas, uno puede ir pasando de una a otra haciendo parada en El vivero y, si la marea lo permite, “darse un baño de sol en su playa privada con camas lounge”, claro que eso se da poco.

Su comida por eso es el plato fuerte. “Una propuesta Km.0 y platos como las gambas de la lonja de Vilanova al ajillo, el atún rojo o los arroces” son solo algunas de las viandas que el comensal puede degustar. Y si se va al mediodía o a media tarde, nada mejor que tomar un Aperol, un vermut o aquello que se prefiera mientras divisa el Mediterráneo y los colores que adquiere cuando brilla el sol. 

Plato estrella 

Pero si por algo aparece El vivero en el listado de la revista Tapas y se erige como el mejor de la provincia de Barcelona y de toda la Costa Central catalana son por su especial paella y su comida fusión. Para los amantes del arroz está la Paella del Senyoret, que tiene todos los mariscos pelados para que el comensal no tenga ni que ensuciarse las manos. Un manjar que lleva en la carta desde hace 50 años.

Por otro lado, y siempre con producto de proximidad, la cocina de este chiringuito se caracteriza por la fusión. Un claro ejemplo está en la elaboración del atún Blue Finn. Los amantes del pescado lo pueden degustar en diferentes formatos en tartar, sashimi, solomillo o tataki.

Relax 

Tampoco faltan las carnes, ensaladas y tapas. Todo ello con la garantía de que buena parte de sus ingredientes son de kilómetro cero. Porque la comida no está reñida con la sostenibilidad.

Pero si uno prefiere no comer tanto, también se puede acercar a tomar algún cóctel, vino o cerveza y relajarse en algunas de sus camas lounge, gozar de las vistas y dejarse llevar. Además, cada tanto, hay música en directo.

Cómo llegar

Hasta allí se puede llegar en tren y en coche. Para aquellos que optan por el tren, Renfe ofrece un servicio frecuente desde la estación de Barcelona-Sants hasta la estación de Sitges. El trayecto dura aproximadamente 40 minutos, y una vez en Sitges, un paseo de 15 minutos por el paseo marítimo lleva directamente al restaurante, situado en el Paseo Balmins

Para quienes prefieren conducir, la ruta en coche desde Barcelona ofrece dos opciones principales: la carretera C-32 y la carretera C-31. La C-32 es la más rápida, con un tiempo de viaje de alrededor de 30 minutos, aunque incluye peajes. La C-31, por su parte, es más escénica y gratuita, pero puede llevar un poco más de tiempo debido a las curvas y el tráfico costero. Una vez en Sitges, hay varios aparcamientos disponibles cerca del centro, desde donde un corto paseo lleva al restaurante. Alternativamente, varias líneas de autobuses interurbanos conectan Barcelona con Sitges, ofreciendo una opción cómoda y económica para llegar al destino.

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