Toni Comín, eurodiputado de Junts
Toni Comín fue elegido eurodiputado en 2024, en unas elecciones comunitarias en las que Junts perdió más de la mitad de su representación, pero no se ha vuelto a saber de él en la Eurocámara.
La jurisprudencia del TJUE indica que debería ir a Madrid a recoger su acta si quiere acceder, y el hecho de que la amnistía del procés no se le haya aplicado lo impide. Su reacción y la del resto del partido ha consistido en "mantener la posición", no proponer un diputado alternativo, y dejar el escaño vacío durante más de un año.
No sorprende en el caso de un partido como Junts, que acostumbra a aprovecharse de las instituciones mientras le sirven como instrumento y las desprecia cuando dejan de serle útiles. Como se ha visto en su relación con el Gobierno del PSOE.
Y menos en el caso de alguien como Comín, que tampoco quiere renunciar al sueldo de eurodiputado que le espera tras su fracaso al frente del Consell de la República. Un chiringuito que, presuntamente, utilizó como agencia de viajes hasta el punto de erosionar su amistad con Carles Puigdemont, con quien actualmente no se habla.
