François Jozic, consejero delegado del Brunch
El Brunch Electronik se refugia en la sala Luz de Gas después de años de itinerancia. Y el movimiento no es baladí. La polémica fiesta electrónica ha transitado por espacios públicos de Barcelona, gozando de la laxitud de las administraciones --algo de lo que no disfrutaban sus competidores--, hasta que la presión por Palestina --su dueño tiene lazos con Israel-- le hizo mella y comenzó a buscar espacio.
Ahora, el Brunch se cobija en un lugar cerrado, con la incógnita de si seguirá teniendo el plácet de actores políticos de todo tipo para montar saraos en el espacio público, el de todos los ciudadanos.
Como de costumbre, el negocio del fondo Superstruct y que dirige François Jozic aportará valor, aunque lo hará en el mismo terreno de juego que el resto de operadores, en igualdad de condiciones. Es lo que debería haber pasado desde el principio.