La líder de Comuns Sumar y diputada en el Parlament de Cataluña, Jéssica Albiach (imagen de archivo)
Nueva salida de tono que demuestra el peligro que entrañan los postulados más populistas y kamikazes en la primera línea política. Los Comuns han entrado una proposición de ley en el Parlament con la que pretenden prohibir a los catalanes la compra de una segunda vivienda en el municipio si ya tienen uno en él y es una zona tensionada.
El partido de Jéssica Albiach mata moscas a cañonazos y, para atajar el encarecimiento del sector, demoniza no sólo a fondos de inversión, al más puro estilo de la exalcaldesa Ada Colau, sino también a las familias que deciden invertir en ladrillo. A éstas, les reduce las posibilidades de escalar en lo económico, minimizando de rebote el mercado de alquiler aún más si cabe.
Lejos de situar el debate en el límite de la rentabilidad en las operaciones de compraventa --lo que supondría una posición más moderada, aunque tan inoportuna como el tope a las rentas-- la formación morada eleva el tono con un veto inédito y de una más que cuestionable legalidad, bajo el pretexto de la lucha contra el drama de la falta de vivienda.
Sería una buena noticia que esta iniciativa no llegara a ningún lado, como muy probablemente suceda por las múltiples dudas que arroja, así como que los Comunes se abstengan de exigir al Govern que se la hagan suya a cambio de apoyar los Presupuestos, por mucha tentación que puedan sentir.
