Ada Lluch, 'influencer'

Ada Lluch, 'influencer' RTVE

Examen a los protagonistas

Ada Lluch

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Yo, lo que diga mi novio

No toda nuestra extrema derecha es gente hirsuta y a punto de petar la camisa como Santiago Abascal. También consta de influencers desde Instagram como la joven (y hermosa) Ada Lluch (Tortosa, 2000), que hace unos días triunfó a lo grande en un rally en Londres organizado por la súper derechona local en el que nuestra Ada lo dio todo, clamando contra la morisma, el colectivo LGBTIQJK+, la ideología de género (que te den, Judith Butler) y el pensamiento woke, contrarrestando todos estos detritus con la reivindicación de la mujer como esposa y madre que tiene derecho a ir por la calle sin cruzarse con delincuentes, moracos (valga la redundancia) y demás ralea.

Pude ver un video de la niña en acción, con su minifalda a lo Mary Quant, y la verdad es que impresionaba, no por los topicazos que largaba, sino por la vehemencia que les echaba. Como no entendí muy bien qué hacía una chica tan mona diciendo tantas burradas rancias, me puse a investigar un poco y descubrí que Ada estudió Medicina, aunque no acabó la carrera, y que, durante su época en la universidad, se definía como progresista y tirando hacia la izquierda y lo woke. ¿En qué momento se perdió o vio la luz, según el punto de vista?

Parece que su caída del caballo no fue durante un viaje a Damasco, sino a Estados Unidos, donde conoció a un trumpista de pro, un tal Joey Mannarino, con el que se casó (ya están divorciados, pero aseguran seguir siendo amigos), que la convirtió en un santiamén en una Maga It girl (en su cuenta de Instagram, posa orgullosa junto al Increíble Hombre Naranja). Desde entonces engrosa las filas de la extrema derecha internacional, ha dejado atrás sus flirteos con el lazismo, se declara más española que la Cibeles y manifiesta su admiración por Santiago Abascal (el amor a Trump ya viene de fábrica).

Ada todavía no se ha metido en la política activa, pero como influencer es de una entrega a la causa y de una vehemencia fachaplus que impresiona y avasalla. Pero viéndola tan mona, con sus botitas y su minifalda, no puedo evitar ponerme un poco machista y pensar si todo esto no será una fase juvenil. Resulta sospechoso que viera la luz tras conocer al tal Mannarino, cuya habilidad para el mansplaining debe ser portentosa. Y me pregunto si la buena de Ada tiene criterio propio o todo depende de con quien está o con qué colectivo se puede medrar más y reclutar más followers.

Si su próximo novio es de izquierdas, ¿se apuntará Ada a la nueva fe o se mantendrá en sus trumpistas y abascalianos trece? Es decir, ¿piensa Ada por su cuenta o se apunta a lo que diga su novio, lo cual sería lógico en una chica que, al parecer, solo aspira a ser esposa y madre y, si puede ser, librarse de los moros? El tiempo nos lo dirá. A fin de cuentas, el angelito solo tiene 25 años y está viviendo sus warholianos 15 minutos de fama.