Javier Tebas, presidente de la Liga, en un acto de la Federación Española de Fútbol EFE
Sólo falta el OK de la UEFA y la FIFA para que LaLiga dispute uno de sus partidos, por primera vez en la historia, fuera del territorio nacional. Será, si nada se tuerce, el duelo entre el Villarreal CF y el FC Barcelona de la jornada 17 del campeonato; y la intención de los clubes y de la propia RFEF, que este 11 de agosto ha dado por fin el visto bueno, es que se juegue en el Hard Rock de Miami.
Pese a que todavía nada es oficial, el sueño de Javier Tebas, presidente de LaLiga, está a un paso de hacerse realidad tras el visto bueno de la Federación. Una operación que llevaba muchos años sobre la mesa, pero que nunca ha contado con la aprobación de los aficionados, que temen que esto acabe convirtiéndose en habitual y no puedan seguir a su equipo desde su propio estadio.
Desde el punto de vista de la propia competición, se trata de una maniobra destinada a fidelizar a los seguidores de LaLiga, en este caso de Estados Unidos, y de, por tanto, ampliar la cuenta de ingresos, buena parte de los cuales revierten en los clubes, que pueden lograr mejores fichajes. La crítica, no obstante, llega desde los socios de los equipos, que aseguran que salen perdiendo y defienden en su mayoría los valores tradicionales del fútbol español.
