
Yolanda Díaz a su llegada a la reunión del grupo Parlamentario Plurinacional Sumar EUROPA PRESS
¿Recuerdan aquello de que lo nuevo aún no ha llegado y lo viejo se resiste a morir? Pues yo creo que se podría decir algo parecido de Podemos y Sumar, en el sentido de que Podemos no acaba de desvanecerse y Sumar no termina de cuajar. De ahí que se vea en los telediarios a la jefa de Sumar, Yolanda Díaz (Fene, La Coruña, 1971), intentando sacar adelante sus medidas y viendo como todos los partidos, incluido aquel con el que comparte gobierno, le llevan la contraria.
Los últimos días no han sido especialmente dichosos para la pobre Yolanda, entre el PSOE defendiendo que paguen impuestos los receptores del salario mínimo interprofesional (cosa que, en un principio, no tenía que suceder, pero parece que la voracidad recaudadora del sanchismo es más que considerable) y el PP y Junts negándose a aceptar la reducción de media hora en la jornada laboral de los españoles (lo del PP lo entiendo, para eso está la derecha, pero lo de Junts es de traca, con esos supuestos exiliados en Flandes que no dan un palo al agua y, además, uno de ellos, ya caído en desgracia, sisaba pasta del Consell per la República).
Hubo una época, no muy lejana, en la que todo el mundo daba por muerto a Podemos y nombraba sustituto a Sumar. Pero han ido pasando los días, los meses y hasta los años y las cosas ya no están tan claras. Pareció que se llevaba el gato al agua Sumar cuando entró en coalición con el PSOE, pero veo que el tándem Iglesias – Montero sobrevive, cada uno a su manera, y que Yolanda Díaz no triunfa tanto como parecía prometer, con lo que la vida de la presunta extrema izquierda española se presenta más precaria de lo previsto. En lo que concierne a la señora Díaz, la verdad es que el PSOE la obliga a hacer cada papelón…
Pudo comprobarse en la rueda de prensa sobre lo del salario mínimo, cuando Yolanda dijo que se había enterado de lo del IRPF por la prensa y la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, le espetó por lo bajinis que nanay, que tenía que estar al corriente del asunto (Yolanda insiste en que su némesis, Mariajezú Montero, no le había dicho nada al respecto).
Sin darle tiempo a recuperarse de este disgusto, PP y Junts se ponen a hacer de tío Gilito y le racanean media hora a la (supuesta) nueva jornada laboral. Ya les vale, la verdad. No creo que España caiga en bancarrota por dejar salir a la gente del curro media hora antes. Y, además, se trataba de una medalla que podía colgarse la pobre Yolanda. Si triunfa la derecha tacañona, sumado al sablazo a los que cobran el salario mínimo, nuestra elegantísima ministra se va a quedar con un palmo de narices (y no hace falta que me recuerden que ya lo tiene).