Joan Griñó, consejero delegado de Griñó Ecològic, en la sede del mercado alternativo

Joan Griñó, consejero delegado de Griñó Ecològic, en la sede del mercado alternativo Cedida

Examen a los protagonistas

Joan Griñó

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Griñó Ecològic goza de toda la presunción de inocencia en el llamado caso residuos, en el que la justicia investiga la introducción de basura en España por la vía del Puerto de Tarragona. 

La empresa familiar leridana es absolutamente inocente hasta que se demuestre lo contrario. Será tarea de la justicia demostrar si lo que hizo fue delictivo, como sostiene la Guardia Civil en base a indicios. 

Eso sí, la causa judicial no esconde que los ecologistas llevan años denunciando falta de control en el tránsito de desechos. La operación policial ejecutada por el instituto armado la semana pasada parece corroborar parte de esas acusaciones. 

Todo ello son malas noticias para Griñó, al menos en el campo de la reputación. El conglomerado leridano debe cuidar muy mucho su operativa y vigilar para que se ciña a la normativa al dedillo. 

Como recuerdan los expertos, los residuos son un sector económico muy feo al que la gran mayoría social da la espalda. Pero ello no debe ser sinónimo de impunidad o de falta de control. 

Los operadores, y Griñó es uno de los mayores, deben ser lo más escrupulosos posible con sus prácticas. Deben pulir su operativa para evitar las críticas populistas. Y parece que a la empresa catalana le queda camino para llegar a ese objetivo.