Joan Garriga se ha visto salpicado por la polémica a causa de los gritos franquistas proferidos por supuestos seguidores suyos durante una cena navideña celebrada en el distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi.
El diputado de Vox en el Parlament asistió a un ágape en el cual, según testigos presenciales, algunos exaltados perdieron los papeles profiriendo "vivas" al dictador Francisco Franco, además de leer un poema de signo falangista, tal como explica Crónica Global.
El incidente deja en mal lugar al político de esta formación. No porque lo protagonizara él, puesto que no fue el caso: los vítores no salieron de su boca, sino de otros asistentes. Pero sí por varias razones. Ya sea por desconocer los eventos a los que acude, o el perfil de público que puede presentarse en los mismos; o bien por, sabiéndolo, presentarse igualmente en ellos, lo cual sería todavía peor.
La responsabilidad de los vítores franquistas de un tercero no le corresponde a Garriga. Pero sí la de saber el tipo de público que podía asistir a una cena de ese tipo. Más aún, tratándose de un representante público.