Jordi Turull
El fracaso de las manifestaciones secesionistas de la Diada supone un nuevo revés para Junts per Catalunya (JxCat) en su anhelo de reavivar el nacionalpopulismo más ultramontano en la calle. La formación heredera de la antigua Convergència persiste, al igual que sus afines de la ANC, en el "cuanto peor, mejor" como estrategia política, aunque cada vez le dé menos réditos en el plano electoral. Las desafiantes palabras de su secretario general, Jordi Turull, ayer fueron un nuevo ejemplo de ello.
Como de costumbre, el exmandatario convergente echó mano de los habituales tópicos ultranacionalistas para espolear a sus huestes, en unas declaraciones ante los medios en las que no faltaron desde Felipe V hasta el dictador Francisco Franco, fallecido hace ya casi medio siglo.
"Aquí hay muchos ilusos que dan por enterrada una cosa que no será. Ni el Conde Duque de Olivares, ni Felipe V, ni Primo de Rivera, ni Franco pudo aplastar la nación. No lo hará Felipe VI, no lo hará Marchena, no lo hará ninguno de aquellos que tienen más vocación de delegado del Gobierno que de presidente de Cataluña y que quiere dormir las instituciones", espetó el antaño conseller de Presidencia de la Generalitat, indultado por el Gobierno tras haber sido condenado por el procés.
Turull, por otra parte, salió en defensa del presidente de la ANC, Lluís Llach, después de que éste diera la "bienvenida" a la ultraderechista Aliança Catalana y a sus simpatizantes a las manifestaciones de la Diada. Según el exmandatario convergente, "se pueden torcer declaraciones, pero el compromiso de Llach con Cataluña y la democracia es claro".
Con dirigentes así, no es de extrañar que el secesionismo vaya de capa caída.