Ana Botín
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Apenas unas semanas después de que comenzara el año, Ana Botín se presentó ante los medios de comunicación para detallar los resultados del Santander, pero, sobre todo, para contar cómo funcionaría el grupo y cuáles serían sus fortalezas. Un modelo simplificado en su estructura operativa, diversificado tanto en geografías como en líneas de negocio y, además, digital. "Somos un banco online, pero con oficinas", resumió.
El tiempo ha validado la propuesta. Tanto, que el Santander ha revisado al alza sus objetivos para el año, tan solo seis meses después del comienzo del ejercicio. Y lo ha hecho en capítulos como la ratio de eficiencia, una métrica relacionada con la contención de costes, que viene derivada de la simplificación del negocio.
Y también, en el capítulo de ingresos, impactados de forma positiva por mantener un crecimiento en el margen de intereses a doble dígito en el conjunto del grupo, cuando en algunos mercados de la zona euro, como España y Portugal, ha empezado a resentirse por las primeras rebajas de los tipos. Aquí, el efecto de la diversificación.
El mercado ha premiado con una subida del 3% de la acción una estrategia valiente que está dando sus frutos incluso antes de lo previsto. La entidad mantiene entre sus previsiones repartir a sus accionistas más de 6.000 millones de euros con cargo a los resultados de 2024, un polo de atracción potente para formar parte de la masa cercana al millón de socios de la entidad.