Roser Fernàndez
La Unió Catalana d'Hospitals (UCH), la patronal más representativa de la sanidad catalana, ha alzado la voz contra una de las medidas del Servicio Catalán de Salud (CatSalut) contra la falta de fondos en el sistema sanitario catalán. La organización que dirige Roser Fernàndez ha protestado contra la injerencia de la aseguradora pública, que ha pedido el estado de cuentas a todos los asociados.
La protesta de la UCH es acertada. La entidad defiende que un estado de cuentas a mitad de año no es representativo ni aporta información de calidad, que los miembros ya están auditados y que los meros libros de los proveedores no aportan información sobre la eficiencia ni la productividad.
La Unió, pues, da en el clavo quejándose de la injerencia del CatSalut. Protege la colaboración público-privada y reivindica la autonomía de gestión.
Eso sí, el posicionamiento de la UCH no es, en efecto, neutral. La patronal defiende el sistema actual de transparencia con, entre otros, el objetivo de proteger los remanentes económicos de algunos de sus asociados.
Cabe recordar que muchos proveedores cerraron ejercicios más que excelentes cuando el CatSalut aportó fondos extraordinarios para la lucha contra el Covid en 2020. Ahora, algunos de ellos los tienen en su tesorería.
Por ello, el papel de la organización empresarial no es inocente. Es acertado, pero tiene enjundia.