Ramon Cunillera
Ramon Cunillera intervino ayer en uno de los primeros actos públicos desde que ERC le destituyera como gerente del Consorcio Sanitario del Maresme (CSdM). El directivo aprovechó la presentación de un libro para disertar sobre gestión sanitaria en el Ateneu Barcelonès de la capital catalana.
El alto mando, un histórico de la sanidad catalana, trató de enviar mensajes a los nuevos gestores con menos experiencia. Lo que soslayó Cunillera es que él, durante dos etapas, fue incapaz de enderezar el CSdM, encadenando el grupo sanitario a una situación de tesorería paupérrima.
El conglomerado ha crecido de forma desproprocionada para emular al Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, pero con una forma de facturar distinta. Y, quizá por ello, ha acumulado una deuda impagable y estuvo intervenido ocho años: perdió la autonomía de gestión.
Antes de dar lecciones a los nuevos valores de la gestión sanitaria, Cunillera podría haber tratado de dar ejemplo. A tenor de la situación económica y asistencial del Hospital de Mataró, cabecera del CSdM, no lo ha hecho.