Ségolène Royal
La experta en tomates
Desde que tengo uso de razón (si es que lo tengo), recuerdo haber visto por televisión las mismas escenas de camiones españoles detenidos en la frontera con Francia mientras airados agricultores del país vecino arrojan al suelo su carga, se la pisotean o, directamente, se la roban. No tardé mucho en llegar a la conclusión de que cada vez que había problemas en Francia, los culpables eran los extranjeros en general y los españoles en particular. Con la entrada de España en la Unión Europea, creí, iluso de mí, que ese lamentable espectáculo de los camiones vandalizados en la (¿inexistente?) frontera se acabaría de una vez por todas, pero es evidente que me equivocaba, pues hace unos días pudimos volver a ver por la tele las imágenes de siempre. Y, como cuando el franquismo, ni la policía ni el Ejército franceses veían la necesidad de intervenir en el sindiós reinante. Lo que nunca había visto es que, consumada la salvajada, saliera un político francés a opinar sobre los productos españoles que habían sido repudiados en la frontera. De ahí mi sorpresa cuando salió por la tele Ségolène Royal (¿se acuerdan de ella? Es la que se cargó el Partido Socialista Francés con la ayuda de su actual exmarido, François Hollande, y que tan bien se llevaba con el ilustre José Luis Rodríguez Zapatero, al que llegó a considerar “el ejemplo español”) a decir que los tomates ecológicos españoles eran una porquería que no había nadie en su sano juicio capaz de comérselos: “Hola, me llamo Ségolène y soy especialista en tomates”.
La señora Royal (Dakar, Senegal, 1953) fue ministra de ecología de su país entre el 2014 y el 2017, pero hace ya unos añitos que no oíamos hablar de ella. Previamente, en el 2007, se presentó a las elecciones presidenciales francesas y las perdió ante Nicolas Sarkozy (actualmente pendiente de algunos juicios por chanchullos varios, por cierto). Para mí se había convertido en un nombre del pasado. Y de repente, ahí la veo, en la pantalla del televisor, poniendo de vuelta y media a MIS tomates. ¿Alguna palabra de disculpa por la impresentable actividad de sus queridos agricultores? (a los que se ha hecho algunas concesiones de última hora que han soliviantado a los ecologistas). Ni una. ¿Le parece normal que entre dos países de la Unión Europea se monten tanganas como la de la frontera? ¿No debería decirles alguien a los agricultores franceses que no es de recibo tomarla con el vecino cuando pintan bastos? ¿No debería la policía actuar en casos como éste?
Para Ségolène Royal, lo auténticamente grave del asunto es que en España fabricamos unos tomates supuestamente bio que no hay quien se los coma (no debían pensar lo mismo los sujetos a los que vi por la tele trincando cajas de tomates españoles recién ajusticiados). ¡Qué gran papel están haciendo los supervivientes del partido socialista francés, que son los mismos que lo hundieron! Véase a la pobre Ségolène: de aspirante a presidenta de la república a abanderada del tomate francés. ¡Enhorabuena, señora mía!