El 'conseller' David Mascort, el 'president' Pere Aragonès y el director de la Agencia Catalana del Agua, Samuel Reyes, en un acto en la depuradora de Rubí

El 'conseller' David Mascort, el 'president' Pere Aragonès y el director de la Agencia Catalana del Agua, Samuel Reyes, en un acto en la depuradora de Rubí Europa Press

Examen a los protagonistas

Samuel Reyes

3 febrero, 2024 00:00

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La emergencia por sequía que asola Cataluña ha vuelto a evidenciar la pésima gestión de la Generalitat en materias que son de su competencia. Una de ellas -como tantas otras- es la gestión del agua, donde se ha puesto en evidencia su imprevisión y su falta de planificación, estrategia y eficacia. La última prueba de ello la expuso ayer a las claras el director de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) -ente público dependiente del Govern- al afirmar que traer agua en barcos no es prioritario porque no se tiene la infraestructura suficiente y porque es preferible centrarse en obras... que ya deberían haberse pensado y construido desde hace años, como las potabilizadoras.

Es inadmisible que, después de tres años de grave sequía en Cataluña, y de más de una década dedicando ingentes cantidades de dinero, tiempo y recursos a cuestiones identitarias como el procés, a la Generalitat le entren ahora las prisas para emprender proyectos que deberían ser una realidad desde hace demasiado tiempo. Una de ellas son las desalinizadoras -la última que se construyó fue en 2009, cuando gobernaba el Tripartit- o, como reconoció ayer Reyes, las potabilizadoras del Besòs.

"Si las potabilizadoras del Besòs las queríamos hacer en el 2030, porque sabíamos que hay una crisis climática y un déficit hídrico, pues las tendremos que hacer en el 2025 por emergencia", manifestó ayer el presidente de la ACA de la Generalitat en Catalunya Ràdio. Unas declaraciones que, a tenor de lo visto, hablan por sí solas de lo mal que funciona la ACA y el Govern catalán.