Carles Puigdemont no puede disimular su afán de protagonismo. Quien un día se apartó de la gestión de su partido se arroga ahora el liderazgo de las negociaciones para la investidura del futuro presidente del Gobierno español.

El fugado quiere imponer sus condiciones y, de paso, marcar el paso a Junts per Catalunya y arrebatar el liderazgo de ERC. Lo cierto es que, mal que le pese a la militancia más radical, el expresidente de la Generalitat ha tendido puentes con "los del 155". Es decir, lo mismo que le han reprochado los neoconvergentes a Esquerra durante meses.

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