Las explicaciones de la Generalitat de Cataluña sobre la gestión de su publicidad institucional suelen ser muy parcas. A día de hoy, se desconoce el motivo por el que sólo unas pocas empresas acostumbran a acaparar los contratos para administrar la propaganda del Govern. Hay mucho dinero en juego, y nadie duda de la profesionalidad de las agencias que ganan los concursos, pero se echa en falta un mayor control y seguimiento de ese gasto público.

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