No resulta fácil aterrizar en una compañía tan compleja o rodeada de unas circunstancias tan especiales como Indra y, en pocas semanas, contar con un diagnóstico claro del estado de la situación y los objetivos a alcanzar. El nuevo consejero delegado de la compañía ha demostrado ante los accionistas que él sí ha sido capaz. Y, además, sin caer en una autocomplacencia que hubiera sido la postura más sencilla dadas las circunstancias. Frente a discursos triunfalistas, el aquí y el ahora de Indra es que la competencia es feroz y en determinados aspectos hay mucho por hacer, con lo que conviene ponerse cuanto antes manos a la obra. Después saldrá mejor o peor, pero si Indra quiere ser un líder no debe tener ni un minuto para mirarse en el espejo.

Noticias relacionadas