Macarena Olona
La liante de Alicante
Macarena Olona Choclán (Alicante, 1979) no ha parado hasta conseguir que la echen de Vox, partido político en el que había llegado a ocupar el cargo de portavoz. Ahora se queja de que no ve mucha democracia interna en Vox, lo cual resulta un tanto ridículo, dado que, ¿quién espera que haya democracia interna en un partido de extrema derecha que ya tiene problemas en reconocer la democracia externa? La señora Olona ha conseguido acabar con la paciencia de sus jefes de Vox, quienes han acabado por expulsarla del partido, acusándola de ser una lianta cuya confusa manera de proceder les ha hecho más daño que otra cosa. A mí no me extraña, la verdad: entre la poca correa que hay en los partidos extremistas, sean de derecha o de izquierda o de centro (o sea, en todos), y la errática manera de comportarse de Macarena Cosabuena, no veo que escaseen los motivos para deshacerse de ella. Veamos:
Cuando la obligaron a presentarse a las elecciones andaluzas, la buena señora lo hizo un poco a regañadientes, pero acabó sobreactuando a lo grande, vistiéndose de flamenca. No triunfó, pero consiguió catorce escaños para su partido, que no estaba nada mal, aunque no eran suficientes para entrar en el gobiernillo de Moreno Bonilla (al que, por otra parte, había puesto de vuelta y media durante la campaña electoral, que no es lo más inteligente que se puede hacer con alguien al que estás obligado a caerle bien). Hasta ahí, nada que objetar. Pero, de repente, aduce que está muy enfermita, se da el piro y recupera su plaza de abogada del estado. Pese a su enfermedad, se la ve pateándose el Camino de Santiago (aunque sin el vestido de flamenca). Luego dice que quiere volver al partido y recuperar su cargo de portavoz: cualquiera diría que esa mujer no se aclara mucho. Para acabarlo de arreglar, le da por decir que no hay democracia interna en el partido de sus entretelas y amaga con crear uno nuevo en el que se sienta más comprendida, pues no le faltan ganas ni monises (acaba diciendo que no lo hará, pero, ¿quién se cree nada de lo que diga a estas alturas?).
Conclusión: gracias por los servicios prestados y cierre la puerta al salir. Cuando se aclare, si eso, ya nos dirá algo, aunque Espinosa de los Monteros ya dijo bien clarito que se había acabado lo que se daba. Puede que la echen de menos a la hora de montar pollos, pues para eso se pintaba sola, pero la expulsión parece definitiva y yo diría que se la ha ganado a pulso y que ya puede despedirse del sueño de ser la versión española de su amiga Giorgia Meloni. A partir de ahora, le espera una vida anónima en la abogacía del estado…Si es que no le da por liarse la manta a la cabeza y acabar creando un partido a su imagen y semejanza, cosa que, dada su peculiar idea de la coherencia, tampoco sería de extrañar. Ay, Macarena…